Juan Martínez de Salinas
Hace unas semanas que leí el libro ‘Reinventando las organizaciones’ de Frederic Laloux, y puedo decir que es un libro que me ha tocado y me ha hecho reflexionar mucho sobre las estructuras organizacionales y la forma de gestionar las empresas. Este libro fue escrito por su autor en 2014 e inventa el termino de empresas TEAL. Habla en su libro sobre la evolución de las empresas a lo largo de la historia, clasificando a las empresas por diferentes estadios o etapas que los asocia a colores siendo la más avanzada las empresas TEAL. Esta clasificación de las etapas de las empresas a colores es:
Rojo: Esta etapa se caracteriza por la jerarquía y el poder del líder. Las organizaciones de esta etapa suelen ser primitivas, y el líder es quien toma todas las decisiones sin consenso alguno.
Ámbar: En esta etapa, las organizaciones se basan en reglas y normas. La autoridad se delega en los líderes formales y se espera que los “subordinados” acaten las normas sin rechistar.
Naranja: En esta etapa, las organizaciones se enfocan en el éxito y la eficiencia. El líder es un visionario que busca la innovación y la mejora constante.
Verde: En esta etapa, las organizaciones se centran en el desarrollo personal y profesional de las personas que trabajan en la organización y la toma de decisiones es participativa.
Turquesa (Empresa Teal): En esta etapa, el poder se distribuye equitativamente entre todos los miembros de la organización y se ofrece formación continua con el objetivo último de desarrollar al máximo el potencial personal y profesional.
A pesar de estar en plena siglo XXI, la pregunta que debes plantearte de forma sincera ¿en qué color esta posicionada tu empresa teniendo en cuenta su forma de actuar y a sus políticas y procesos de gestión?
Por supuesto, la mayoría de las empresas tienen una cúpula y una jerarquía, unas más verticalizadas y otras más horizontales. ¿Es posible que en tu empresa la toma de decisiones estuviese repartida entre todos sus empleados?
Las empresas TEAL, son las conocidas como empresas autogestionadas, no existen cargos o roles, la gente se distribuye en equipos y lo que importa es lo que puede aportar cada persona, qué funciones de valor puede asumir o ejecutar para la empresa. La gente no está vinculada de forma fija a un puesto estanco, sino que se asocia a un proyecto o equipo con unas misiones a ejecutar. La gente tiene libertad para tomar las decisiones que considere adecuadas; lo único que tiene que pedir es consejo al resto de equipos y/o personas que conforman la organización, aunque luego pueden tomar la decisión que consideren más adecuada. Estas organizaciones se distribuyen en espacios abiertos, en donde los despachos jerárquicos desaparecen. El poder está repartido y las reuniones de la cúpula no tienen sentido. Igualmente, los departamentos centrales como recursos humanos, marketing, compras, área financiera no existen, porque todas esas tareas se asumen por los diferentes grupos o equipos autogestionados, que trabajan también de forma colaborativa, porque dejan todo registrado y se puede acceder a esos registros, para comprobar cómo actuó un equipo ante un problema que ya se tuvo que afrontar. Existe un equipo muy pequeño de staff a disposición de todos los equipos.
En las empresas TEAL las decisiones están repartidas entre todo el personal que conforma esa empresa; de esta forma las decisiones se toman de forma más ágil y no se forman cuellos de botella, porque las mismas no dependen de un grupo reducido de personas. Cada equipo es autónomo y productivo, porque toman responsabilidad de su gestión, asumiendo su peso en la evolución corporativa.
Si una persona detecta un problema, tiene una idea, ve una oportunidad de negocio o tiene inquietud por ejecutar, pide consejo al resto de personas y si muchos de ellos están de acuerdo, se le da permiso para invertir tiempo, recursos y foco en esa nueva necesidad, para ver a dónde los lleva. Así pueden surgir nuevas vías de diversificación de la compañía.
En una empresa TEAL nadie te va a decir lo qué tienes que hacer, porque cada persona asume su autonomía y su responsabilidad, para sacar adelante su trabajo, teniendo libertad total para marcarse sus horarios y forma de trabajar. Aquí no existe un control, porque se da libertad y se confía en las personas. Por supuesto, existen registros de todo y se puede consultar el rendimiento de cada equipo autogestionado y en caso de que alguno vaya flojo, pueden consensuar entre ellos, qué hacer para que eso mejore, pidiendo consejo a otros de los equipos autogestionados.
Cada equipo decide qué presupuesto necesita y en qué invertirlo, para alcanzar una mayor productividad. Cada equipo decide cuando surge una necesidad de incorporar a una nueva persona al equipo, fijándose más en lo que puede aportar al equipo, no tanto en el rol que ha desempeñado. Cualquier persona, sabe qué necesita el equipo, se centran en el valor que puede aportar cada persona para encontrar ese equilibrio necesario. Es algo que se decide en consenso, una persona puede dedicar en un momento dado más tiempo a seleccionar si así lo estima. Una persona que se incorpora plantea qué salario quiere cobrar y el resto de miembros del equipo da su consejo, diciéndole lo que le parece, aunque también va a depender de lo que aporte y pueda conseguir para la organización.
Creo no equivocarme al afirmar que las empresas, hoy en día, pasan por cuellos de botella a la hora de tomar decisiones.
¿Podría tu empresa transformarse en una empresa TEAL? Para empezar eso debe existir el compromiso de la cúpula y los accionistas de la compañía, porque creen en esa transformación, en donde su peso específico se diluiría; tendrían que asumir funciones en las que pudiesen aportar cosas de valor, sin que la toma de decisiones recaiga sobre ellos. Pasarían a ser personas con las mismas responsabilidades que el resto. Determinadas cuestiones de valor que afectan de forma trascendental al futuro de la organización, se plantean en asamblea, que puede tener diferentes formatos.
Cada persona tiene libertad y se le permite asumir riesgos, por lo tanto, surge mayor innovación, consiguiendo grandes resultados, porque la gente no se siente encorsetada; se confía en sus posibilidades. El foco en las empresas TEAL está en establecer equipos de trabajo autónomos y transversales, en los que se fomente la colaboración y la comunicación efectiva.
Cada persona decide su futuro y es dueño para decidir a qué dedica su tiempo para conseguir los mejores resultados para la compañía en la que trabaja. Si las cosas van mal, no se despide a la gente, sino que se buscan soluciones reajustando cosas para seguir consiguiendo beneficios sin necesidad de tener que despedir a nadie, porque existen formulas que se centran en ser más eficientes y eficaces, saliendo reforzadas de las crisis de productividad; se buscan alternativas entre todos, sin sentirse limitados por la jerarquía que ya no existe. Obviamente, si un integrante de un equipo, pasa a otro y a otro y sigue sin encajar, quizás sea necesario invitarle a salir de la organización, en beneficio de todos.
Estas empresas ya existen, aunque son más minoritarias y suelen ser líderes en sus sectores, se centran en un propósito corporativo fuerte, que está muy integrado en todas las personas que forman parte de la organización. Los beneficios de la empresa se reparten entre todos los miembros de la empresa, incluidos los accionistas. Transformar tu empresa actual en una empresa de gestión TEAL supone hacer las cosas de una forma diferente, pensando de otra manera, dejando a cada persona que se muestre tal y como es, evitando interpretar papeles y que demuestre su valor y potencial real en cada momento. En las empresas TEAL, todas las personas son igual de importantes. ¿Por qué te da miedo cambiar hacia una empresa TEAL?