Heraldo de Aragón

La Feria del Libro Viejo y Antiguo

- Juan Domínguez Lasierra

Vengo del dentista y me tropiezo con la Feria del Libro Viejo y Antiguo. Nadie me había avisado de tal acontecimi­ento. Pero me alegro, porque durante un buen rato me he olvidado de mi visita al estomatólo­go u odontólogo, que no sé cuál es la mejor manera de designarlo. Y casi nada más llegar a la Feria, instalada en la plaza de Aragón, Fernando Sanmartín, que ha sido el pregonero, me obsequia con un ejemplar del pregón. Miel sobre hojuelas.

Paseo por la Feria y saludo a algunos libreros a los que conozco. Patxi Asín, el hijo, me obsequia con otro pregón, y con una bolsa para llevarlo. Compro algunos libros, entre ellos un volumen de las aventuras de Guillermo Brown, del que soy fan desde mi venida al mundo, o casi, y me hago con uno de mis libros del que ya tengo pocos ejemplares, ‘La literatura en Aragón’, que publicó hace ya años la DGA. Así que vuelvo a casa más contento que unas pascuas. También me regalan pregones Javier Cinca (Libros del Rescate) y el querido librero de Gurrea de Gállego (Prólogo).

Bueno, antes me detengo en el

Calgary para tomarme una caña con limón. Y allí me encuentro con mi amiga Marisol, que está tomándose un cortado. Con Marisol hablo de la Feria, que no sabía que ya se había inaugurado, y hablo de mi boca, todavía bajo los efectos de la anestesia. Marisol me dice que visitará la Feria en cuanto pueda.

Sanmartín inicia su pregón con este párrafo tan peculiar: «Un libro puede ser un Martini. O un beso, por la noche, antes de que llegue el sueño. También puede ser un taxi que nos lleva a un lugar insospecha­do. Aunque hay libros, lo sé, que tienen vocación de juez de silla en ese partido de tenis que es la vida, un partido con momentos dulces y difíciles». Este Fernando es insólito.

Y por no citarse a sí mismo cita a otros: Irene Vallejo, Cervantes, Bradbury, D’Annunzio, Charles

Simic, Alberto Manguel, John Berger, Monique Lange, la esposa de Juan Goytisolo, Alphonse Crozière, Aloma Rodríguez, Paul Bowles, Joseph Brodsky, Dickens, José Luis Melero, Antón Castro, Julio José Ordovás, Cyril Connolly… y a una varia serie de músicos como Jim Morrison y de pintores como Ángeles Santos. A Sanmartín se le queda corto el Espasa.

«No es preciso ser profeta para saber que existen palabras inmensas», añade Sanmartín, y «una de esas palabras, sin ninguna duda, es libro». El libro es un océano inmenso… de sabiduría.

El pregón tiene un colofón que me apetece reproducir: «Se distribuye entre quienes decida el libre albedrío de los editores y entre todos aquellos que al solicitarl­o acrediten un inveterado amor al libro». Mi ejemplar es el 87, y la tirada se limitó a doscientos ejemplares numerados.

Y para terminar, me siento en la obligación moral de rectificar un error del ‘saco’ de hace un par de semanas. Lo que llamé ‘La terraza verde’ es en realidad ‘El corazón verde’. Estas cosas no me pasaban antes, pero es verdad que los años no perdonan. Lo siento. Espero que los dueños del establecim­iento tengan también el corazón verde para excusarme.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain