Garamendi pide que lleve su nombre una calle, una plaza o el estadio
ZARAGOZA. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, pidió en público a la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, que el nombre de una calle, una plaza o el estadio tenga el nombre de César Alierta. Lo hizo en el homenaje al expresidente de Telefónica celebrado ayer en el Palacio de Congresos de la Expo.
Garamendi no dudó en referirse a Alierta como «una de las figuras más relevantes de la mitad del siglo XX y del XXI en España».
«Cogió una empresa, Telefónica, que fue la mayor empresa del metal, una compañía de teléfonos que ha pasado a ser una compañía de datos, una empresa que trabaja con inteligencia artificial, una compañía local española que es ahora global», apuntó el líder de la patronal.
Liderar una empresa que ejerce de tractora de la economía, que ha vivido una «transición ejemplar» –en alusión a su relevo en la presidencia por José María
Álvarez-Pallete– fue otro de los aspectos resaltados en la intervención del presidente de la principal organización empresarial española.
Compromiso y familia
El presidente de la CEOE recalcó también el compromiso de César Alierta con sociedades más desfavorecidas, en concreto en el apoyo a la educación digital de niños en países de África y Sudamérica a través de la Fundación
Profuturo, impulsada de la mano de Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa.
El carácter familiar no pasó desapercibido por Garamendi en la glosa sobre la vida de Alierta. «Nadie somos nada sin los más cercanos», dijo para referirse a Ana, su mujer, con la que compartió 50 años de su vida, sus hermanos y sus sobrinos. Eran su referente, indicó, para seguir trabajando por su tierra, Zaragoza, y su país.
Tras recordar que Cesáreo Alierta, padre del expresidente de Telefónica, fue alcalde de Zaragoza y presidente del equipo y que tiene una avenida con su nombre, Antonio Garamendi reconoció haber investigado sobre el origen de la palabra maño, que viene de magno –en el latín no hay eñes, apuntó–. Por ello se mostró convencido de que César Alierta fue un hombre «maño y magno».