Absuelto por falta de pruebas un acusado de violar a una mujer con discapacidad
La Audiencia Provincial considera que el relato de la denunciante es falto de consistencia y contradictorio
ZARAGOZA. La falta de solidez y consistencia del relato de una mujer con una discapacidad mental y la ausencia de pruebas que corroboraran su testimonio ha llevado a la Audiencia Provincial de Zaragoza a absolver al hombre al que acusó de haberla agredido sexualmente.
La complejidad de este caso era alta por las características de la víctima: una mujer de 29 años, con un grado de discapacidad del 43% por tener un retraso mental ligero y sufrir crisis epilépticas, y una limitación en la actividad del 36%. Además, está tutelada por una fundación aragonesa.
Pero esto no hubiera sido óbice para darle credibilidad si su testimonio se hubiese visto corroborado por otros indicios suficientes para desvirtuar la presunción de inocencia del acusado, Khabane B., que se enfrentaba a 9 años de prisión.
La sentencia declara probado que el 11 de junio de 2021, sobre las 23.00, Khabane B. iba andando con un amigo por el barrio Oliver y se encontró con la mujer, que estaba esperando en una parada de la línea 21. Ambos se conocían de antes y empezaron a hablar.
Ni lesiones ni rastro de esperma El acusado se ofreció a llevarla en coche a casa. Para el tribunal, no ha quedado acreditado ni que le hiciera tocamientos por el camino ni que llegara a subirse al turismo y que, una vez dentro, le propusiera tener relaciones sexuales, ella se negara y él la forzara a hacerle una felación y le metiera los dedos en la vagina.
La joven se fue a su casa y por la mañana llamó a su psicóloga y fue con ella al hospital Materno Infantil. Las ginecólogas y la forense de guardia no observaron lesiones y en las muestras que tomaron no se evidenciaron presencia de esZARAGOZA. perma ni se pudo individualizar un perfil genético de varón.
Khabane M. siempre negó la agresión pero no que aquella noche se encontrara con la joven y se ofreciera a llevarla en coche, aunque finalmente no lo hizo y le dio 20 euros para un taxi. Desde el primer momento dijo que de todo esto fue testigo su amigo, aunque nunca fue citado.
Cuando la joven acudió al hospital, una funcionaria de Policía habló con la psicóloga que la acompañaba. Esta le transmitió lo que le había dicho su paciente, pero la psicóloga tampoco testificó en la vista oral, aunque, según el tribunal, podía haber contado cómo se encontraba anímicamente la denunciante y con qué palabras y detalle relató lo sucedido. Esto hubiera sido clave, sobre todo por las dificultades que tiene para describir situaciones abstractas.
Un informe elaborado por otros psicólogos destacó que mostraba ansiedad en la entrevista y que la atención sostenida y selectiva se veía afectada y podía perder el hilo de la conversación, dificultando la compresión y expresión y aumentando el riesgo de que sus respuestas fueran dadas por deseabilidad social.
El tribunal afirma que no aprecia coherencia en el relato de la mujer, «algo en lo que sin duda incide su capacidad y el tiempo transcurrido». Durante el juicio, la testigo contestó varias veces que ya no se acordaba de nada para luego, a la pregunta de si recordaba por qué había denunciado, dijo que «sí, por lo de la violación». Y luego añadió que fue «a ayudarle a cocinar» o que «sí había ido en el coche con él, pero que antes creía que había ido a su casa y a comprar». También que había tenido un ataque epiléptico por los «nervios» (de lo que no hay constancia) o que llegó la Policía porque una mujer había llamado.
Realmente no consta que nadie llamara al 091. Con estos elementos, la Audiencia entiende que no hay prueba de cargo suficiente y absuelve a Khabane M.