Taylor Swift y Trump

Aunque llevaba muchos de carrera, ha sido en los dos últimos años cuando la cantante Taylor Swift se ha convertido en una megaestrella. Traducido, significa que su carrera se ha disparado, que toda clase de compañías se la disputan, que su gira actual, ‘The Era’s Tour’, va con las entradas agotadas desde el día en que se pusieron a la venta, que ‘Times’ la ha elegido Persona del Año y que, no solo es ya multimillonaria, o más que eso incluso, sino que es seguida en Instagram por 280 millones de personas, a los que habría que añadir los millones de fans que la siguen por otros cauces.

Pero, como decían en aquella famosa serie de bailarines, la fama cuesta, o sea, hay que pagar, que en su caso significa mantener la templanza frente a Trump, que ya huele las presidenciales del próximo noviembre, y su grupo de conspiranoicos. Como muchos sabrán, Swift ya hizo campaña a su manera por Biden hace dos años. Ahora, Trump y los suyos temen que vuelva a ocurrir, lo que sería más peligroso porque la fama de la artista se ha multiplicado. A ello hay que añadir que tiene un novio que es una estrella del fútbol americano y que su equipo va a ser uno de los que jueguen próximamente en la Super Bowl. ¿Y cuál es el problema? Pues que Trump y los trumpistas están divulgando que todo está amañado para que gane el equipo de Travis Kelce –el novio– y que así, tras la victoria, podría salir al campo la novia a darle un beso, momento que ésta aprovecharía para pedir el voto para Biden.

¿El gesto de una estrella, por muy extraordinaria que sea, puede decidir los futuros cuatro años de un país tan poderoso? Esto no es una ‘fake news? Es solo una parte de la historia real del siglo XXI.