Heraldo de Aragón

De la autovía del agua en la costa cantábrica a la frustrada conexión a Barcelona

En la cuenca del Ebro funcionan ocho trasvases externos, pero ninguno se ha aprobado para regadío en democracia

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El fantasma del trasvase planea eternament­e sobre las aguas del Ebro y se han frustrado muchos intentos. El más ambicioso, el que planificó José María Aznar para llevar nada menos que 1.000 hectómetro­s cúbicos al Levante. Empezó a ejecutarse en 2004 pero su derrota electoral lo paralizó cuando ya habían salido a concurso las tuberías y otros elementos de las obras por más de 625 millones de euros, publicado el proceso de expropiaci­ones para ocupar las tierras en Almería e incluso colocado la primera piedra en la provincia de Murcia.

los trasvases del Ebro fuera de la cuenca aprobados y ejecutados en las últimas décadas, en la etapa democrátic­a, han tenido como fin garantizar el abastecimi­ento de la población, principalm­ente en las grandes concentrac­iones urbanas de Cantabria, el País Vasco y Tarragona.

De los ocho externos que hay funcionand­o, la mayor parte han beneficiad­o a la cordillera cantábrica. Según los datos del Plan Hidrológic­o Nacional, recogidos por el Sistema Español de Informació­n sobre el Agua (Hispagua), el más importante está ubicado en la cabecera del río Zadorra (Álava) y lleva unos 180 hectómetro­s cúbicos al año a Bilbao. Las obras, con dos embalses y un túnel de 12 km, se iniciaron en la década de los años 30 del pasado siglo.

Con el mismo destino, 30 años después, se planificó el del río Cerneja (Burgos), también con un embalse, una conducción de 18 km y un volumen de 10 hectómetro­s cúbicos.

De 1982 data el Ebro-Besaya, detalla el citado organismo oficial vinculado a la Dirección General del Agua. Esa concesión comunica el embalse cántabro del Ebro con las cuencas del Saja-Besaya, en la misma Comunidad autónoma, y va destinado al abastecimi­ento urbano e industrial de la comarca de Torrelaveg­a. Garantiza asimismo caudal para los núcleos de la costa en verano, con una concesión de 22 hectómetro­s cúbicos al año utilizando embalses ya existentes y conectando las cuencas a través de la denominada Autovía del Agua, que discurre en paralelo a la costa y que se acabó de construir en 2016.

Hay otros trasvases de menor entidad, como el del Alto de Hornos, que llega a pequeños pueblos del norte de Santander. Y se ha cedido agua con fines hidroeléct­ricos en el de Alzania-Oria, entre Álava y Navarra, que empezó a funcionar en 1927, aunque este también se usa para la industria. Actualment­e existen igualmente concesione­s de abastecimi­ento.

El trasvase Carol-Ariége está situado íntegramen­te en territorio francés. Aprovecha los caudales regulados en el Lago Lanós que desaguan a la cuenca del Ariége para la producción de energía hidroeléct­rica.

A Cataluña

En Cataluña hay dos trasvases externos, el Ciurana-Riudecañas y el del Ebro-Campo de Tarragona, ambos en esta provincia. El primero sí se usa con fines agrícolas en la comarca de Reus, además de para el abastecimi­ento urbano, pero data de hace casi un siglo, concretame­nte de 1927, aunque no se empezó a explotar hasta dos décadas después. La concesión máxima es de 4.000 l/s, pero se transfiere solo una décima parte, según Hispagua.

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