Costa se despide en el congreso del Partido Socialista portugués que consagra a Santos
● El ex primer ministro luso, que dimitió el pasado noviembre por un supuesto caso de corrupción, abrió ayer una cita donde se ensalzó su «marca inconfundible»
MADRID. El Partido Socialista de Portugal celebra este fin de semana su congreso nacional en un escenario que ninguno hubiera imaginado hace muy poco tiempo. Este domingo, cuando la formación clausure su vigesimocuarto encuentro en Lisboa, se cumplirán dos meses del tsunami político que arrasó el Gobierno luso –dimisión del primer ministro, António Costa, incluida–, al verse envuelto en una investigación sobre tráfico de influencias, corrupción y prevaricación en la concesión de varias licencias. Ayer fue él quien cerró la primera jornada de esta cita que servirá para despedir su figura y consagrar a Pedro Nuno Santos como su sucesor al frente de la secretaría general del PS –venció en las primarias de diciembre– y candidato para las elecciones de marzo.
Quienes intervinieron en la sesión inaugural destacaron el papel de Costa y su «marca inconfundible». Pero este es el congreso del cambio para el Partido Socialista –desde 2014 había estado comandado por el exmandatario– y eso se nota incluso en la asistencia, con 1.600 delegados inscritos en esta cita de tres días que servirá también para fijar los pilares de la campaña electoral.
Santos, exministro de Infraestructuras y representante del ala más radical, quiere hacer valer el legado de su antecesor al frente de las siglas y del país. La economía y los servicios públicos, como la educación o la sanidad, serán sus banderas en unos comicios en los que, pese al terremoconversaciones to en sus filas, el PS lidera las encuestas. El último sondeo, publicado en Año Nuevo, le daba el 34,1% en intención de voto frente al 24,8% del Partido Social Demócrata, que acaba de sellar una alianza con el derechista CDS-PP para ganar terreno.
El sucesor, que salvo sorpresa será confirmado como candidato en Lisboa mañana –cuando ofrecerá el discurso final–, tiene en la próxima cita con las urnas (10 de marzo) pero también en este congreso el reto de mostrar unas siglas unidas y renovadas. En los dos anteriores encuentros nacionales del Partido Socialista ya rondaba la idea de la sucesión de Costa (62 años), aunque los últimos acontecimientos han acelerado ese proceso.
Las sospechas en torno a líder socialista, que hasta ese momento disfrutaba de un Gobierno con una cómoda mayoría, sin apenas oposición, parecían haberse diluido en las últimas semanas después de que la Fiscalía lusa admitiera que se había equivocado: el António Costa que aparecía en la transcripción era otro (el titular de Economía). Nada que ver con el entonces primer ministro, que llegó al cargo en 2015 tras ejercer como alcalde de la capital durante ocho años y sobresalía como uno de los referentes del socialismo europeo
Nuevo escándalo
Sin embargo, la prensa portuguesa se hacía el viernes eco de unas telefónicas interceptadas por el Ministerio Público que relacionan ahora al líder socialista con un caso de prevaricación por la elaboración de una ley de ordenación territorial que beneficiaba a una empresa que quería construir un megacentro de datos cerca del puerto de Sines, en el suroeste de Portugal. «Cuando los tribunales quieran hablar conmigo, estaré encantado de aclararlo», dijo ayer al llegar al congreso.
En medio de esta nueva marejada la cita del Partido Socialista sirvió de homenaje a Costa, cuyo futuro político podría encontrarse en Europa si logra salir indemne de las causas judiciales que le rodean. Incluso él mismo lo ha dicho en más de una ocasión: «Cierro una etapa con la conciencia tranquila».’ ayer el portavoz del Estado Mayor del Sur, el coronel Lee Sung Jun.
El ministro de Defensa, Shin Won Sik, dijo que sus fuerzas deben estar «preparadas» para hacer frente a las «provocaciones temerarias» del país vecino. «Nuestro ejército tiene que estar equipado y mostrar una postura de represalia para que el enemigo nunca más intente llevar a cabo este tipo de actos», indicó.
Después de los disparos, el Ejecutivo alertó de que las autoridades del Norte también han empezado a reconstruir con hormigón sus puestos de control –destruidos en 2018 tras el pacto castrense entre los dos Estados– en la zona desmilitarizada establecida entre las dos Coreas.