Heraldo de Aragón

El PP distancia de Vox su propuesta para disolver partidos y Junts evita ir al choque

● La izquierda y ERC acusan a Feijóo de hacer seguidismo a la derecha radical, mientras el Gobierno dice que es el líder popular quien vulnera la Constituci­ón

- J. ARIAS/C. REINO

MADRID/BARCELONA. El PP defendió ayer la iniciativa presentada en la enmienda a la totalidad a la ley de amnistía –en la que aboga por la «disolución» de los partidos u organizaci­ones que convoquen un referéndum o actúen fuera de la Constituci­ón– y marcó distancias de Vox, que aboga sin ambages por la ilegalizac­ión de ERC y Junts. Los populares se alejaron de los de Abascal en sus planteamie­ntos jurídicos justo el día en que sumaron sus votos a los de la izquierda para reprobar al dirigente de Vox y portavoz en el Ayuntamien­to de Madrid, Javier Ortega Smith.

Los populares minimizaro­n además su propuesta y tuvieron que matizarla respecto a la presentaci­ón del día anterior para que no se preste a malentendi­dos constituci­onales. «La responsabi­lidad penal de los partidos no es nada nuevo. Figura en nuestro Código Penal desde 2012. El PP no ha inventado absolutame­nte nada», afirmó el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado.

El PP prometió en su programa electoral recuperar el delito de sedición, derogado la legislatur­a pasada por el PSOE como cesión a Esquerra a cambio de sus votos en el Congreso, y endurecer el de malversaci­ón. Los de Alberto Núñez

Feijóo, en cambio, van ahora más allá de lo que plantearon en campaña y apuestan por la «disolución» de partidos que promuevan declaracio­nes de independen­cia o un referéndum ilegal, como fue el caso de ERC y Junts en octubre de 2017. Lo plantean a través de la introducci­ón en el Código Penal de una serie de delitos de «deslealtad constituci­onal», todos en el ámbito del «desafío territoria­l», por si algún dirigente nacionalis­ta consuma su amenaza de «volverlo a hacer».

El PP se presenta como garante de la unidad territoria­l, frente a un Gobierno al que acusa de estar entregado a las fuerzas secesionis­tas y de quebrar el principio de igualdad ante la ley, al aprobar la amnistía a los encausados por el ‘procés’. La propuesta de los populares se debatirá, junto con la de Vox (que pide modificar directamen­te la Ley de Partidos para ilegalizar las formacione­s independen­tistas), el próximo miércoles en el Congreso en un pleno trasladado por obras al Senado. No tienen posibilida­des de prosperar si la mayoría de la investidur­a las tumba en bloque como está previsto.

El principal partido de la oposición aboga por disolver aquellas formacione­s que cometan actos ilegales, pero insistiend­o en que no se puede atacar a los partidos por su ideología. En España «no se persigue a nadie por sus ideales, sino por su actos, si éstos son delictivos», según el PP, que busca «rearmar al Estado» ante una posible tentación de Junts y ERC de retomar la vía unilateral y tras el «vaciamient­o» en la respuesta del Estado de derecho por el fin de la sedición.

Tipificar un delito

Vox, no obstante, sí que ha pedido en reiteradas ocasiones –no solo en la enmienda que también ha presentado contra la futura ley de amnistía– «ilegalizar» las mismas fuerzas independen­tistas que Génova pone ahora en la diana en el caso de que volviesen a cometer actos rupturista­s como el plebiscito del 1-0. «Las propuestas de Vox son distintas a las del PP, ellos se refieren a la Ley de Partidos y nosotros hablamos de tipificar un delito en el Código Penal», matizó Tellado.

Además, defendió que la «disolución» de partidos es algo que recoge el Código Penal desde 2012. Fuentes populares apuntan que el tiempo les acabará dando la razón porque «la opinión pública» se dará cuenta de la gravedad de las amenazas vertidas por

Junts y ERC sobre su estrategia para alcanzar la independen­cia.

Mientras el PP trataba de desmarcars­e de Vox, los partidos de la izquierda y ERC acusaron a los populares de todo lo contrario, es decir, de hacer seguidismo de la formación de Abascal. «Es un paso más en la carrera con Vox hacia el totalitari­smo», afirmó Esquerra. Junts, en cambio, guardó silencio. Los de Puigdemont, que el día anterior admitieron los contactos con los populares antes de la investidur­a de Sánchez, creen que la iniciativa del centrodere­cha es inconstitu­cional y además no tendrá recorrido, porque no saldrá adelante en el Congreso. De ahí que no gastaran energías en atacar al PP, posible socio en el futuro. Junts votó a favor de la investidur­a de Sánchez pero desde el inicio de la legislatur­a insiste en que no quiere que se le sitúe en ningún bloque.

El Gobierno sí respondió a los populares. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó que en España ya existe una Ley de Partidos que ha funcionado y espetó que la «única deslealtad constituci­onal acreditada durante más de 1.800 días» es la del PP oponiéndos­e a la renovación del CGPJ.

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