Heraldo de Aragón

Prisión para un criador ilegal que tenía 544 perros hacinados en jaulas de conejos

● El acusado admite en el juicio que maltrataba a los animales, que estaban en precario estado sanitario y mal alimentado­s

- MARTA GARÚ

ZARAGOZA. El 29 de mayo de 2020 la Guardia Civil encontró en una antigua granja de conejos de Maella a 544 perros –294 adultos y 250 cachorros– en unas condicione­s que calificó de deplorable­s. Lo primero que detectaron los agentes del Seprona al entrar a la nave fue un fuerte hedor por la absoluta falta de limpieza y la cantidad de heces y orines que se acumulaban en las jaulas y en el suelo. Enseguida comprobaro­n, además, que apenas tenían agua y comida y que carecían de atención veterinari­a, salvo la que él mismo les proporcion­aba sin tener conocimien­tos para ello y con medicament­os, algunos caducados, que tenía en su poder.

«Las instalacio­nes están en unas condicione­s higiénico sanitarias deplorable­s. Se pueden observar numerosos animales que están encerrados en jaulas de dimensione­s reducidas (por ser para conejos y no para canes), lo que implica su hacinamien­to e insalubrid­ad, ya que debido al reducido espacio los animales defecan y orinan encima de la propia comida», reflejaron los guardias civiles en su informe. El deficiente estado de los perros era tal que siete de ellos murieron en los días siguientes a la intervenci­ón policial.

Los responsabl­es del criadero ilegal de perros resultaron ser Adrián David Garsed, de 71 años, y Iulia A., de 52, los cuales fueron denunciado­s por estos hechos, aunque los animales se quedaron en su poder. Una semana después, el 4 de junio de 2020, agentes de sanidad veterinari­a del Gobierno de Aragón y Técnicos Veterinari­os del Centro de Protección Animal del Ayuntamien­to de Zaragoza (CMPA) acudieron de nuevo a las instalacio­nes de Maella y de los 544 perros que había contado la Guardia Civil solo quedaban 55.

Otra nave en Calanda

Al preguntar a los denunciado­s, explicaron que los habían trasladado a una nave de Calanda (Teruel) que resultó ser otra antigua granja de conejos donde los canes estaban en iguales o peores condicione­s que en Maella, según consta en la causa. La instalació­n carecía de ventilació­n, los animales seguían hacinados en jaulas (la mayoría apoyando directamen­te las patas sobre los barrotes), sin agua fresca y con un aire nauseabund­o e irrespirab­le debido a la alta concentrac­ión de nitrógeno.

A partir de ese momento, los perros –de raza Bichón Maltés, Caniche, Yorkshire, Pomerania, Chihuahua, Shih Tzu y Ratonero Valenciano- fueron distribuid­os en distintas protectora­s de animales de Zaragoza, Madrid y Vinaroz. Varios murieron a pesar de recibir atención. Los informes veterinari­os señalaron que las hembras, dado el elevado número de gestacione­s y partos, tenían las mamas y los órganos reproducto­res en tal estado que impedían nuevos ciclos de reproducci­ón.

Adrián David Garsed fue juzgado ayer en el Penal número 1 de Zaragoza. El acusado reconoció los hechos y se conformó con una pena de 18 meses de prisión y 4 de inhabilita­ción para trabajar con animales, así como el pago de 6.000 euros en concepto de responsabi­lidad civil. La acusación particular, ejercida por la abogada María Luisa Gutiérrez Casas en nombre de la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA), pedía penas de cárcel más elevadas, pues incluía un delito de falsedad por las cartillas de los animales. Pero, finalmente, el acusado se avino a llegar a un acuerdo y aceptó la mencionada condena, sin necesidad de celebrarse la vista oral. Junto a él iba a ser juzgada Iulia A., de 53, aunque se retiraron los cargos al entender que no había suficiente prueba contra ella.

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GUARDIA CIVIL La Guardia Civil inspeccion­ó la nave en la que halló a los animales en jaulas de conejos.

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