Laura Borràs y Jordi Turull pugnan por el control de Junts tras el adiós de Puigdemont
● Radicales y pragmáticos protagonizan una batalla interna ante el congreso del 4 de junio en el que se elige al nuevo presidente y al secretario general
BARCELONA. Junts, el partido independentista fundado por Carles Puigdemont hace dos años, se la juega en los próximos treinta días, que desembocarán en el congreso del 4 de junio en el que se eligirán al nuevo presidente y al secretario general. La dirección ha convocado el primer congreso extraordinario en el que la militancia deberá renovar toda su cúpula. Tras las anunciadas renuncias de Carles Puigdemont, Jordi Sànchez y Elsa Artadi, las bases tendrán que escoger al presidente, al secretario general y al vicepresidente de la formación.
Dos dirigentes aspiran a tomar el control del partido: Laura Borràs, presidenta del Parlamento catalán, y Jordi Turull, exconsejero de la Presidencia durante los hechos de octubre de 2017 e indultado por el Gobierno hace un año. Tienen hasta mañana para formalizar sus candidaturas. La negociación entre ambos está siendo a cara de perro para intentar presentar una lista conjunta de unidad y repartirse los roles como presidenta y secretario general.
La cuestión es el papel de Borràs, que ayer confirmó por primera vez públicamente que se presentará para dirigir la formación, pero sin concretar desde qué puesto. Buena parte de los cargos y dirigentes del partido han impulsado un manifiesto en el que abogan por que Borràs sea presidenta y Turull, secretario general. Pero la presidenta de la Cámara catalana no quiere una presidencia simbólica, como la que tiene, por ejemplo, el PSOE.
Ella aspira a una presidencia ejecutiva, como es la del PP. Y si no, amenaza con optar a la secretaría general y hacer saltar por los aires la unidad entre las dos corrientes: ella lidera el alma más radical del partido, la que aboga por la unilateralidad y advierte que es la favorita con diferencia de las bases, mientras que Turull, procedente de la antigua Convergència, encabeza el sector más pragmático, más pactista.
Fuentes del entorno del presidente de la Generalitat tratan de observar con distancia todo lo que se dirime en la formación nacionalista, con la que ERC comparte Gobierno de coalición. En el equipo de Aragonès señalan que el adiós de Puigdemont en principio «no cambia nada» en el Govern ni el movimiento independentista, porque el expresidente ya hace tiempo que está volcado en el denominado por los sucesionistas Consejo para la República. A su juicio, aun fuera del partido, no pierde peso en el universo independentista. Sí afectará, admiten, según quién sea el ganador del congreso. Si Borràs se hace con el control del partido, peligra la coalición ERC-Junts en la Generalitat y se radicalizará la política. La formación nacionalista, bajo la dirección de Jordi Sànchez, avaló el pacto con ERC y, con escepticismo, aceptó (de forma crítica) la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. Turull es continuista respecto a Sànchez.