“Me ha costado guardar el secreto de que he hablado con Lola Flores”
● Da la réplica a Lola Flores en el anuncio de Cruzcampo
Tiene 27 años y un solo disco en el mercado, Sanación, que vio la luz el año pasado, pero la cordobesa María José Llergo, a la que muchos ven ya como el relevo de Rosalía, ha logrado un hito por el que muchos flamencos pagarían miles de euros: hablar con la mítica Lola Flores, “aunque sea de forma virtual”, como explica ella. La joven artista, nacida en Pozoblanco, participa en el famoso anuncio de Cruzcampo que resucita a la Faraona para reivindicar el acento andaluz.”... a todo esto lo llaman ahora empowerment, ¿no?”, le dice Lola en el spot. “Sí, Lola, pero tú siempre lo llamaste poderío”, contesta ella.
–El anuncio de Lola Flores lo rodaron hace un año, antes de la pandemia, y Cruzcampo lo paralizó y optó por otro más acorde al momento, #FuerzaBar. ¿Le ha costado tener que esperar un año para que viera la luz?, ¿esperaba esta repercusión?
–Uffff, me ha costado muchísimo guardar el secreto, porque la verdad es que sabíamos que iba a ser un bombazo, pero había que esperar a lanzarlo en el momento adecuado. Imagínese hablar con Lola Flores, aunque sea de forma virtual, y tener que callárselo (risas). Para mí es un verdadero sueño.
–A Lola le habría encantado ese mensaje de salvaguardar el acento andaluz, ¿no es así? –Completamente, Lola fue una adelantada a su tiempo. Eso sí, lo de empowerment no sé si hubiera sabido decirlo, como sus propias hijas, Lolita y Rosario, han contado ya (risas). –Pero Lola se hubiera movido como pez en el agua con este nuevo movimiento, el empoderamiento.
–El poderío que digo yo en el anuncio, vamos. Qué mejor persona que ella para reivindicar nuestro acento, nuestra esencia, nuestras raíces... sin raíces es cierto que no somos nada, hay que agarrarse a ellas como dice Lola.
–¿Le han pedido alguna vez durante su carrera que suavizara su acento?
–Síiii. Yo estuve viviendo en Cataluña y allí un profesor de música me sugirió una vez que modelara un poco mi acento, que si no no iba a llegar a tanto público... pero nunca he cedido, jamás. Mi acento es mi identidad y tengo clarísimo lo que soy.
–¿Hay que sentirse diva para ser buena artista?
–De eso nada. Mire a Lola, más llana y cercana imposible. Los mejores artistas son los más cercanos, los que tratan de igual a igual, porque los artistas no somos más que nadie, somos iguales. Mi padre es electricista, por ejemplo, y nunca he considerado que mi oficio sea mejor que el suyo. El mío acarrea una exposición pública, eso sí, que no tiene él, pero aporta socialmente lo mismo que yo, o incluso más porque él ayuda a la gente, arregla cosas. Los cantantes, si acaso, intentamos arreglar el alma.
–Ahora a las nuevas cantaoras que fusionan flamenco casi siempre las comparan con Rosalía. ¿Le molesta eso?
–No, nada. Que me comparen con una mujer de éxito significará que algo estoy haciendo bien. Estamos muy poco acostumbrados a que las mujeres triunfen y enseguida las comparamos, creemos ver rivalidades donde no hay. Pero eso a mí no me afecta; ninguna de las dos hacemos arte para destruir, al contrario, lo hacemos para construir.
–Nadie podría imaginarse que en la serie un adulto hiciera de nieto de Antonio y Merche Alcántara.
–Era imprevisible. Me ha tocado una serie de este calado y lo veo como otra etapa. El reto contigo mismo es constante, nunca acaba y por otro lado eso es lo bonito,que surjan oportunidades imprevistas, lo que te hace sentirte vivo. Una experiencia como ésta espero que me ayude a seguir aprendiendo. Lo más importante es aportar mi grano de arena a la serie, sumar al conjunto de una serie tan importante. Lo hago a través del personaje, aportándole mi personalidad.
–Ya hemos visto varios capítulos, ¿pero cómo es Oriol, el hijo de Inés, de mayor?
–Me hizo mucha ilusión porque conocía al personaje de seguir la serie durante años. El público también lo conoce, como niño, por supuesto. Eso para mí ha sido una motivación extra ya que estás interpretando a un personaje del que todo el mundo tiene una idea. Oriol ha crecido y la vida le ha erosionado, tiene heridas emocionales que debe sanar.
–Es duro hacerse adulto incluso para un personaje.
–Sí, se ha hecho policía, posiblemente porque necesitaba agarrarse a algo que le diera un cierto orden a su vida. No debemos olvidar que la vida de Inés, su madre, ha sufrido diversos vaivenes a lo largo de Cuéntame y ese desorden ha marcado su carácter. También es muy importante en su vida su tía María, con la que siempre ha tenido una complicidad especial. Oriol, aunque es una persona asentada profesionalmente, no lo es emocionalmente, debe resolver varios conflictos en su vida. –¿Cómo afecta a Oriol la pandemia que azota a la familia?
–La verdad es que lo que le ocurre a este personaje es un poco lo que nos ha pasado a mucha gente de mi generación, ahora que la vida está cambiando llegas a una edad en donde todo debería ya estar medio resuelto pero en cambio no es así, aún tienes muchos frentes abiertos y cuando menos te lo esperas aparece un virus que nos ha trastocado a todos en mayor o menor medida. De cada personaje que me toca interpretar intento comprender sus motivaciones. De algunos extraes cosas buenas, de otros no tan buenas. En el caso de Oriol me quedaría con que es alguien honesto, con empatía hacia los demás y especial sensibilidad. –¿Cómo ha sido su experiencia en una serie tan veterana? –Aparte de la ilusión, que es obvia, te entra vértigo al entrar en el equipo. Una vez que comienzas a rodar tengo que decir que todo ha sido muy sencillo. Es un gran conjunto de gente muy amable que me han recibido desde el primer día como a uno más, me he sentido muy a gusto.
–¿Qué destacaría?
–De los actores, que son un pedazo de la historia de la televisión de este país, me quedo con su normalidad, su trato. Para alguien que llega nuevo a un lugar es muy importante. Y es un placer verlos trabajar de cerca porque tienen muchos años de experiencia, una dinámica de trabajo ya muy establecida y eso potencia el aprendizaje. –Usted es actor, director y autor… ¿Qué le falta por hacer? –Siempre hay papeles que deseo interpretar y acaban surgiendo historias en mi cabeza porque necesito escribir y mucho de lo que escribo pues al final también lo quiero dirigir. Muchas de mis motivaciones a la hora de embarcarme en un proyecto artístico vienen del exterior, de un mundo que muchas veces me cuesta entender y asumir, por eso siento la necesidad de contar historias como sea.
Ese desorden que ha tenido Inés Alcántara es el que ha marcado el carácter de mi personaje”