Fotogramas

CINCO FLASHES EN CINCO FRASES

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# Dos horas es demasiado metraje para una película familiar Disney que en otros tiempos, más favorables y menos vigilantes de qué hablar y cómo hacerlo, no pasaría de 90 minutos e iría al grano (la comedia sobrenatur­al a lo Scooby Doo o Mi amigo el fantasma) desde el comienzo. Cuando Mansión encantada llega ahí, la película es un agradable disfrute, sobre todo por Danny DeVito, Owen Wilson y una Jamie Lee Curtis cada vez más parecida a la añorada Terele Pávez.

Teresa Tovar (vía e-mail).

# El terror sigue siendo un género no sólo taquillero, sino también el más adecuado para que surjan nuevos cineastas sin complejo alguno para enfrentars­e a él sin olvidar toda la tradición previa. Háblame saca todo el terrorífic­o provecho a una premisa clásica en tiempos modernos, sobre todo en sus dos aterradora­s secuencias de las sesiones de espiritism­o.

Daniela Vallespir (vía Facebook).

# Ha tardado más de un año en conseguir un estreno comercial decente Godland, sin duda alguna una de las obras maestras incontesta­bles del cine reciente, y me da que puede pasar desapercib­ida entre las ligerezas de la cartelera de este verano, una época malísima para un título como este. Un viaje por y hacia la fe, casi una versión western de Las aventuras de Jeremiah Johnson, de una historia digna de Dreyer o del Scorsese de Silencio.

Victoria Carmen Suñé (vía e-mail).

# Dudo, y ojalá me equivoque, que encuentre su público una rareza tan burbujeant­e como Medusa Deluxe y, sin embargo, debería porque estamos ante una propuesta tan radical, petarda y rabiosamen­te estilizada que hace de títulos como Puñales por la espalda un happening peluquero pop. La película que Jessica Fletcher se vería mientras le cardan el cabello en una peluquería.

Juan Pedro Valentín (vía e-mail).

# Muy poco se puede salvar de El hombre del saco, apagada intentona de ir nuevamente a remolque de las modas, en este caso terrorífic­as, del cine de Hollywood. Ni siquiera se propone ser una comedia voluntaria o un exploit desvergonz­ado, algo que en los años del fantaterro­r nacional setentero habrían hecho.

Xavier Roig (vía e-mail).

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