Cuerpo sustituye a Calviño en Economía, y Montero salta a la vicepresidencia primera
CAMBIOS EN EL EJECUTIVO/ El responsable del Tesoro, Carlos Cuerpo, sustituye a Calviño en Economía. María Jesús Montero gana poder como vicepresidenta primera y ministra de Hacienda. Escrivá llevará Transformación Digital y Función Pública.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, nombró ayer a Carlos Cuerpo nuevo ministro de Economía, Comercio y Empresa, en sustitución de Nadia Calviño que, a partir del 1 de enero, presidirá el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Pero la jefa del equipo económico será María Jesús Montero, que se convierte en la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda. Salta desde la vicepresidencia cuarta al segundo puesto del Ejecutivo. Eso sí, Montero traspasa la Función Pública a José Luis Escrivá, que ahora es ministro de Transformación Digital.
Sánchez dijo que con los cambios pretende mantener “un perfil político alto y de contrastada solvencia técnica del Gobierno de coalición progresista”. Por lo tanto, desaparece la vicepresidencia cuarta del Ejecutivo, y el segundo escalón del Gobierno queda de la siguiente forma: vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera. Sánchez mantiene así el mensaje de un Gobierno de fuerte impronta feminista.
Carlos Cuerpo era hasta ahora el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional. En la presentación de los cambios en el Ejecutivo, Sánchez lo definió “como un europeísta convencido y un profesional honesto y solvente de trayectoria ejemplar como servidor público”. Según el presidente, será el encargado de dirigir la política económica del Ejecutivo y presidirá la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos.
Y, como tal, en su toma de posesión, el sucesor de Calviño prometió la continuidad en la política económica “para con corazón, cabeza y esfuerzo seguir transformando y modernizando España”. Se comprometió a perseguir el pleno empleo, avanzar en el despliegue de los fondos de recuperación y trabajar en la reducción del déficit. Todo ello, con “rigor en el análisis; rigor técnico, pero con guante de seda”.
Sin embargo, María Jesús Montero será la que supervise la configuración de la política económica, al ser la vicepresidenta primera y conservar una competencia tan importante como Hacienda. Además, es la principal responsable de los Presupuestos Generales del Estado, de la política fiscal y de la financiación autonómica. Y, por lo tanto, de que, con la colaboración del nuevo ministro de Economía, España cumpla con los objetivos de reducción del déficit público y de la deuda.
También hay un detalle muy importante: la vicepresidenta sevillana presidirá el Consejo de Ministros cuando no esté Sánchez. Es la función de una persona con mucho peso político y mucho carácter, para responder y parar a Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y cabeza de Sumar en el Gobierno de coalición.
Batallas con Díaz
Es más, previsiblemente, Montero heredará las batallas de Calviño con Díaz, ante las notables diferencias que la responsable de Sumar tiene con el ala socialista del Ejecutivo. La última, la decisión de Calviño y de Montero de permitir a las compañías energéticas hacer deducciones en el nuevo impuesto extraordinario por inversiones industriales estratégicas y de descarbonización. Hacienda y Trabajo ya se enfrentaron en la legislatura pasada por asuntos como la subida del salario mínimo interprofesional, la reforma laboral o las mejoras de las condiciones de la Inspección de Trabajo.
Frente a Díaz, las tres vicepresidentas socialistas, Calviño, que no tiene carnet del partido, Montero y Ribera mantuvieron la pasada legislatura una sintonía total. Esto explica que la nueva presidenta del BEI dijese ayer que la vicepresidenta de Hacien
da es “mi melliza, aunque físicamente no nos parezcamos, mi hermana”. Es más, Calviño apuntó que ambas “hemos dejado para los libros de historia que es mentira la leyenda de que los ministros de Economía y Hacienda nunca
se llevan bien. La clave de nuestro éxito [en la gestión económica] ha sido la sintonía total”. Y, como tal sintonía, en el traspaso de carteras entre Calviño, Cuerpo y María Jesús Montero, las tres vicepresidentas se unieron en un
fuerte y emocionado abrazo. Un contraste con la ausencia de la vicepresidenta Yolanda Díaz y de todos los ministros de Sumar.
El nuevo poder de Montero también se entiende porque representa a Andalucía, la federación
más potente del PSOE y tiene el carnet del partido, a diferencia de Calviño. Ha llevado todas las negociaciones del PSOE, para la investidura de Sánchez con Sumar y con los socios independentistas: ERC, Junts, EHBildu y
el PNV. Además, curiosamente, Sánchez emula el binomio de Felipe González y Alfonso Guerra de que el secretario general y, en este caso, la vicesecretaria del PSOE, son el presidente y la vicepresidenta primera del Ejecutivo.
Los funcionarios
Sánchez elogió su labor al resaltar que “los logros económicos, el refuerzo del Estado de bienestar compatible con las políticas de consolidación fiscal, no habrían sido posibles sin el intenso y brillante trabajo que María Jesús Montero viene haciendo desde que forma parte del Gobierno”.
Eso sí, toda capacidad de trabajo tiene un límite. Por lo tanto, el presidente ha traspasado la Función Pública de Montero a José Luis Escrivá. El presidente ha hecho esto para que la administración pública se convierta en un polo de transformación digital. Todo en una cartera: Ministerio de Transformación Digital y de la Función Pública.
Tiene su lógica, si no fuese porque Escrivá ha sido incapaz de reactivar la administración de la Seguridad Social, que está sumida en un caos desde la pandemia de 2020. La negligencia en la atención al público y la falta de plantilla están provocando situaciones kafkianas en toda España.
En todo caso, Escrivá, para entrar con buen pie en su nueva cartera, dijo que, “además de la tecnología, lo más importante son los funcionarios públicos que, durante la pandemia, trabajaron en condiciones extraordinariamente difíciles”.
Difícil lo va a tener él también, que deberá pedir permiso a Montero para negociar todo con los sindicatos de funcionarios: desde los incrementos salariales hasta la jornada de 35 horas, las tasas de reposición y un crecimiento de las plantillas para que no le ocurra el caos de la Seguridad Social.
Ni Díaz ni ningún ministro de Sumar acuden a la despedida de Calviño de Economía
Cuerpo asegura en el traspaso de carteras que habrá “continuidad” en la política económica