L'Occitane quiere cambiar de escena
Apenas pasa un día sin que una empresa que cotiza en una plaza se pregunte por el valor que podría desbloquear si cotizase en otra. Las firmas de consumo de alta gama cotizadas en Hong Kong son un ejemplo. Una oferta de 6.500 millones de euros por L’Occitane, que cotiza en Hong Kong, ha dado a sus inversores la oportunidad de desbloquear parte del arbitraje de cotización del grupo de belleza y cuidado de la piel.
No es difícil entender por qué Reinold Geiger, propietario del 72% de L’Occitane, se lanza por segunda vez a por el grupo. Para el multimillonario austriaco hay una forma obvia de ganar dinero. L’Occitane cotiza a 15 veces los beneficios del próximo año; L’Oréal, que cotiza en París, está por encima de 30. La compra de participaciones minoritarias, la exclusión de la Bolsa y su posterior debut en Europa o EEUU podrían reducir esa diferencia.
La cotización en Hong Kong ha sido un lastre para las empresas extranjeras, que tienden a sufrir una falta de cobertura de análisis y están excluidas tanto de los índices locales como de los europeos. Para abordar este problema, el fabricante de yates de lujo Ferretti tiene una cotización secundaria en Milán. Prada está estudiando dar un paso similar.
El inconveniente es que a los accionistas de L’Occitane solamente se les ofrece una parte del botín. La oferta de Geiger sólo valora el grupo en 18 veces los beneficios del próximo año.
No está claro que haya muchas alternativas. En ausencia de una oferta de adquisición, trasladar la cotización de la empresa sería una batalla ardua. Eso, sumado a una prima del 30% sobre el precio de la acción antes de la oferta, ha bastado para convencer a casi el 40% del capital flotante de que respalde la operación.
Esa cifra sigue estando muy lejos del 90% que Geiger necesita para imponerse a los accionistas minoritarios. Pero puede que haya repartido suficiente crema para evitar un disgusto.