El antídoto de los comportamientos tóxicos
● Mucho se habla de las empresas tóxicas y de los empleados que envenenan el entorno laboral. Manel Fernández Jaria, profesor en la UOC, asegura que no hay organizaciones ni personas tóxicas, “hay comportamientos tóxicos. Un mal jefe puede ser una persona encantadora en su entorno familiar”. Por esa razón cree que aunque en ocasiones puede parecer que no hay salida, “siempre hay posibilidades de cambio, pero suelen ser muy exigentes”. En estos casos, sugiere a la ‘víctima’ explorar desde el mismo puesto de trabajo otras opciones, “con esa red de seguridad resulta más sencillo”, y analizar cuál es el origen de ese desgaste y ver qué cambio es posible. “Hay que poner esfuerzo y dedicación en lo que está bajo nuestro control”, señala este experto en liderazgo y cohesión de equipos.
● Según Eva Fernández, directora de desarrollo de negocio de Affor Health, “es responsabilidad de las empresas asumir la vigilancia de los riesgos psicosociales asociados al trabajo, el estrés, la ansiedad, la fatiga o el desgaste laboral o síndrome de ‘burnout’, que pueden desembocar en bajas de larga duración, así como el cuidado de la salud mental de los empleados”. Pero advierte de que todos podemos poner en práctica autocuidado, lo que implica dedicar tiempo a actividades que generen satisfacción personal, cultivar relaciones saludables, gestionar el estrés de manera efectiva y practicar atención plena.
● Para María García, socia fundadora de Smart Culture, “las compañías son responsables –en concreto los comités de dirección, y por supuesto las áreas de personas y talento–, de generar sistemas que permitan identificar a estos ‘jefes tóxicos’, evaluaciones 360 grados –jefes, clientes, subordinados y pares valoran el desempeño de cada persona–, y herramientas en las que el ‘feedback’ sea honesto, y tenga consecuencias”. Aclara García que muchas veces no se trata de toxicidad, sino que tiene que ver con “desconocimiento y falta de conciencia del impacto de sus acciones”.