Expansión Nacional - Sabado

Qué hacer con la inversión en deuda tras el mal arranque de año

Después del peor enero desde la crisis financiera, cuando se auguraba un gran ejercicio para la renta fija, los expertos piden paciencia a los inversores más conservado­res para lograr atractivos rendimient­os.

- Andrés Stumpf

La renta fija vive en un constante quiero y no puedo. El llamado a ser uno de los activos estrella de este año pierde algo más del 3% de su valor en precio (inverso al interés), según el índice global de Bloomberg.

Esa cifra sería una cuantía despreciab­le si no fuera porque se trata de una inversión conservado­ra dirigida a un público que no está cómodo asumiendo pérdidas en sus activos. De hecho, por poner en perspectiv­a el varapalo, la deuda global cosechó su peor arranque de ejercicio, sólo superado por las pérdidas acumuladas en los primeros compases de 2009, en plena crisis financiera global.

“El mercado se había ido al extremo más optimista en cuanto a las previsione­s de bajadas de los tipos de interés tanto por parte de la Reserva Federal como por parte del Banco Central Europeo y ahora ha tenido que ajustar sus valoracion­es”, apunta David Ardura, director de Inversione­s en Finaccess Value.

El listón del mercado, anticipand­o hasta siete bajadas de tipos cuando los bancos centrales preveían alrededor de

La inversión en deuda por parte de los minoristas es una tarea compleja. Pese a que su capacidad de absorber pérdidas es menor que la de las acciones, la mayoría de los bonos están dirigidos a inversores profesiona­les y cuentan con mínimos de inversión de 100.000 euros que impiden diversific­ar. Los títulos más asequibles para las familias son los bonos soberanos y las Letras, que se pueden tres, había sembrado el terreno para una corrección.

A pesar de llamarse renta fija, los activos de deuda cotizan en el mercado y su precio sube y baja como el de las acciones, aunque habitualme­nte con menor volatilida­d. Es sólo cuando estos títulos se mantienen hasta su vencimient­o cuando se abona el valor nominal. Por eso, cuando los inversores compran fondos de deuda el valor liquidativ­o puede descender si el precio de los activos en ese momento ha caído, aunque la pérdida sólo se materializ­a si el gestor no mantiene esos bonos a vencimient­o.

Pero los expertos creen que la deuda todavía no ha dicho su última palabra. Tras este negociar en el mercado secundario o incluso acudir a las subastas que celebra el Tesoro. Aurigabono­s, además, ha mejorado la acesibilid­ad a estas subastas en su plataforma, un proceso con el que los inversores evitan las colas y citas previas. En su última actualizac­ión, además, también permiten acudir a subastas de Letras de países extranjero­s. Fuera de la deuda pública, algunos pagarés ajuste, las expectativ­as han vuelto a reiniciars­e y los bonos podrían ofrecer sorpresas a los inversores, sobre todo para tomar posiciones a largo plazo.

“Creemos que las propuestas de valor de la renta fija siguen siendo válidas. Después de la venta masiva que presenciam­os en 2022 y durante una parte del año pasado, estamos en valoracion­es en precio que son prácticame­nte las más atractivas que hemos visto en más de una década. Así que desde esa perspectiv­a, los bonos parecen bastante atractivos frente a la renta variable”, asegura Dan Ivascyn, director de Inversione­s de Pimco.

La volatilida­d a corto plazo, aunque puede haber tensado pueden estar abiertos a la inversión minorista, pero la mayoría de productos son de perfil institucio­nal. La vía más eficiente para acceder a ellos es la de los fondos, donde se elegirá entre los diferentes perfiles en función del activo (deuda pública o corporativ­a), del vencimient­o (corto, medio o largo plazo) o de la calidad crediticia (grado de inversión o ‘high yield’). a los inversores más conservado­res, no ha cambiado un ápice los fundamenta­les de la deuda. En un entorno marcado por un descenso de la inflación y el estancamie­nto económico, los bancos centrales bajarán los tipos de interés en algún momento del año. Con los elevados cupones que ahora ofrecen los bonos –el 3,27% a 10 años para la deuda española, por ejemplo– los inversores pueden permitirse incluso ciertas caídas en el precio y seguir acabando el año con ganancias. Además, según los expertos, ahora que se ha frenado la euforia de los rápidos recortes, los bonos pueden ofrecer ganancias adicionale­s si la desacelera­ción económica se acrecienta.

“Creemos en la sobreponde­ración de la duración, ya que debería ofrecer protección en un contexto de desinflaci­ón e inestabili­dad geopolític­a”, señalan los expertos de Edmond de Rothschild AM.

Para los inversores más conservado­res y que quieran permanecer ajenos a la posible volatilida­d de los mercados, están las Letras del Tesoro y otros tipos de deuda a corto plazo, que ofrecen la mayor rentabilid­ad relativa. Sin embargo, para aquellos que quieran exponerse a ganancias mayores si las condicione­s macroeconó­micas se deterioran aún más, la deuda a más largo plazo puede ser la mejor opción tanto vía precio como a vencimient­o. Además, conforme los bancos centrales bajen tipos, el retorno de la deuda a corto plazo bajará.

“Es cierto que los vencimient­os más cortos ofrecen rentabilid­ades más altas que los largos, pero, dado que todavía no hemos iniciado el ciclo de bajadas de tipos, consideram­os que es un buen momento para capturar la rentabilid­ad actual para los próximos años”, apuesta Ardura.

Los que sean capaces de aguantar momentos de algo más de volatilida­d como los vistos en este arranque de año podrían apostar por deuda con algo más de duración que les permita fijar rentabilid­ades elevadas incluso cuando los tipos bajen en el futuro.

“Sean pacientes, pero prepárense para lo que creemos que serán algunas de las mejores añadas o rendimient­os que hemos visto en mucho tiempo”, concluye Ivascyn.

La inversión en Letras ha aguantado mejor y ofrece un interés más alto, pero ese entorno no durará

Hace poco he leído en este mismo medio dos comentario­s diametralm­ente opuestos con relación a las bolsas para este 2024. En la parte positiva, publicada el 5 de febrero y cargada de optimismo… “¡El precedente histórico augura una subida del 12% a la Bolsa!” En la cara negativa, divulgada el 14 de febrero, “el mercado actual tiene demasiadas coincidenc­ias con el que existía previo al crash de 1929”.

Acometiend­o el optimista, el alegre y al que a todos nos gustaría ver acertar, el autor justifica el beneficio con que en los años de comicios en EEUU, si enero concluye con provecho (como ha sucedido este ejercicio) el resultado anual supera en promedio el 16%, porcentaje media de las once ocasiones en que se dio la doble circunstan­cia, elecciones y enero positivo.

Embarcados con lo triste, los analistas opinan que la bolsa americana está muy concentrad­a (el 10% de empresas acapara el 75% de la capitaliza­ción), nivel similar al de 1929 y superior al de la explosión de la burbuja.com de 2000. El valor de las mayores compañías americanas cotizadas, las denominada­s “los siete magníficos” (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla), no deja de subir, se habla del riesgo de otra burbuja al calor de la inteligenc­ia artificial y algunos expertos auguran un mal final. Lo de siempre. Expertos que contemplan la botella medio llena y otros que la vislumbran medio vacía. Ignoro –como todos– lo que sucederá mañana pero lo que sorprende, sobre todo a las personas que no siguen el día a día de los mercados, es que en un muy complicado escenario geopolític­o desconocid­o en los últimos cincuenta años las bolsas mantengan la positivida­d. ¡Ah! Me olvidaba. Hay un aditamento llamado IA que no se sabe cómo gestionar .

http://blogs.expansion.com/ blogs/web/casadejus.html

La cadena estadounid­ense de grandes almacenes Walmart es líder mundial de ventas minoristas con 10.500 tiendas en 19 países, y en el año fiscal

2024 cerrado a 31 de enero tuvo ingresos de 648.125 millones de dólares (+6%), beneficio operativo ajustado de 27.105 millones (+10% y margen del 4,2%) y atribuido de 15.511 millones (+33%), con una rentabilid­ad sobre el capital invertido (ROI) del

15%, mejorando 2,3 puntos.

Son unos muy buenos resultados teniendo en cuenta el contexto todavía inflaciona­rio, y destacan las ventas online de más de 100.000 millones, equivalent­es al 18% de las ventas netas. Walmart acumula 51 años de subida ininterrum­pida del dividendo (+9% en 2024) y en el nuevo año fiscal espera crecer entre el 2% y el 4%. La cotización está en máximos históricos para una capitaliza­ción bursátil de 473.500 millones.

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