Sin espetero no hay lujo
Para que la experiencia cinco estrellas sea perfecta, numerosos profesionales curiosos se cuelan en plantilla.
A las 8:00 de la mañana, Santiago Contreras recepciona el pescado que llega a Anantara Villa Padierna Palace Benahavis Marbella Resort. Revisa que llegue fresco y prepara los pinchos para los espetos, ensartando pieza por pieza, y la barca para su cocinado en el beach club By the Sea. “Es muy importante que el fuego esté a punto para poder hacer unos espetos en condiciones. Además, tengo que controlar de qué lado corre el viento para procurar que se cocinen bien y estén perfectos”, matiza Contreras, uno más del personal de este hotel. “Ser espetero es más que una profesión, es conservar la cultura gastronómica de esta tierra, mantener viva una tradición que ha trascendido generaciones. Cada espeto es un homenaje a nuestras raíces y a la riqueza de nuestra cocina local”, argumenta. Para aprender este oficio –“que pocos jóvenes ahora quieren aprender”, se lamenta–, Contreras se fijó en Manuel Navarro, Manolo, propietario del chiringuito La Peseta, en Estepona, “uno de los más reconocidos de toda la provincia”, señala.
Director de hotel, botones, recepcionistas, camareras de piso, jefe de mantenimiento o de cocina son trabajos típicos de cualquier alojamiento, incluso animador, mayordomo o responsable de guest experiencie, profesión ahora en tendencia. Pero tener en nómina a un espetero, a una cuidadora que atienda los caprichos de una alpaca bebé convertida en protagonista de todas las fotos, a un jardinero que mime la temperatura a la que deben crecer las orquídeas o a todo un equipo que saque brillo a joyas de plata centenarias para seguir tomando el té de las cinco a cuerpo de rey no es tan habitual.
Para dar un servicio cinco estrellas a sus huéspedes, cada hotel tiene unas necesidades... algunas bastante curiosas que cubre con diferentes expertos en plantilla.
AL OLOR (Y CALOR) DE LAS SARDINAS
Santiago Contreras es el maestro espetero de Anantara Villa Padierna Palace Benahavis Marbella Resort, un complejo rodeado de tres campos de golf que ofrece 125 habitaciones, suites y villas (incluida Villa Obama, con casi 500 metros cuadrados y piscina privada, donde se alojó Michelle Obama y sus hijas en el verano de 2010). Cada mañana en el ‘beach club’ By the Sea inserta los pescados en los pinchos, prepara las brasas de la barca donde elabora los espetos y vigila que las condiciones meteorológicas no cambien la intensidad del cocinado: “Tengo que controlar de qué lado corre el viento para procurar que se cocinen bien y estén perfectos”. Al salir del trabajo, sigue estando en contacto por el mar: le encanta pescar y bucear.
Los dos carros de plata que a día de hoy se siguen empleando para servir el Sunday Lunch de Mandarin Oriental Ritz, Madrid tienen más de cien años de historia. Requieren un mantenimiento diario, como las fuente de tres pisos del Afternoon Tea, las soperas, las legumbreras o la cubertería con la serigrafía de este hotel que inauguró Alfonso XIII en 1910. Desde 2006, Pedro Rodríguez es el responsable del taller de platería del hotel, que emplea a 15 personas. El experto lleva trabajando en el departamento tres décadas.