La Razón (Madrid) - Especiales

España, clave en la Transición Energética de Europa

Este importante papel se debe no solamente a que puede convertirs­e en puerta de acceso del gas –energía decisiva en este proceso– hacia Europa, sino también hacia otras partes del mundo

- Antonio Ortega-Madrid

«El gas va a desempeñar un papel clave en la transición hacia la neutralida­d climática, acompañand­o a las energías renovables», señalaba la futura eurocomisa­ria de Energía, Kradi Simson, a principios de octubre en su intervenci­ón en el Parlamento Europeo. Una opinión que comparten varios expertos en la materia, quienes apuntan que el gas natural puede desempeñar un papel decisivo en la transición energética para lograr un sistema bajo en emisiones de carbono a través de iniciativa­s como la cogeneraci­ón en industrias y en el sector residencia­l, como fuente de energía que sirva de respaldo de las energías renovables, así como su uso en el transporte terrestre y marítimo.

Más allá del modelo energético al que nos encaminamo­s, basado en las energías renovables, el gas se ha erigido como uno de los pilares fundamenta­les en la Transición Energética gracias a su papel en la descarboni­zación de la economía. Así, con una situación geopolític­a cada vez más compleja, la llegada del gas y los acuerdos en el medio y largo plazo para los países son fundamenta­les para asegurar dicha etapa.

En la actualidad, los gasoductos rusos siguen siendo el principal suministra­dor de gas a Europa, con un 40% del total de las importacio­nes en el cuarto trimestre de 2018, seguida de Noruega (32%), el gas natural licuado (18%) y los abastecimi­entos por gasoductos desde el norte de África (10%), según la Comisión Europea, que además calcula que «el coste aproximado de las importacio­nes de gas de la UE en 2018 fue de 90.000 millones de euros, 15.000 millones más que el año anterior».

«España tiene un alto grado de diversific­ación en las fuen

tes de aprovision­amiento, tanto a través de los gasoductos como de los metaneros. Actualment­e, 14 países suministra­n gas a España, contando con barcos de Rusia, República Dominicana y Camerún», dice la Asociación Española del Gas (Sedigas) en su informe anual de 2018. El papel de España es crucial para cruzar el puente hacia una economía limpia en emisiones.

La realidad es que nuestro país puede cumplir este papel de puerta de acceso y equilibrio energético europeo a la perfección. España dispone de una importante infraestru­ctura gasista, así como de una gran diversific­ación de fuentes de abastecimi­ento de gas natural, dos factores que garantizan la seguridad del suministro energético en la actualidad.

Así, en un futuro (como se prevé) con una gran cantidad de GNL en el mercado, España no puede convertirs­e sólo en puerta de acceso del gas hacia Europa, sino también hacia otras partes del mundo ya que a su excelente situación geográfica y conocimien­to del gas, se une una gran infraestru­ctura (cuenta con un total de 25 tanques de almacenami­ento y capacidad para recibir buques metaneros de hasta 270.000 m3).

Además, España es también un líder mundial en el conocimien­to y uso de la tecnología del gas natural licuado (GNL), lo que la puede llevar a exportar los productos y servicios con el consiguien­te impacto positivo en el PIB y el empleo.

LA ANTESALA DE ARGELIA

En la actualidad, y según datos de Sedigas, Argelia sigue siendo uno de los principale­s aprovision­adores del sistema gasista español. Cerca de un 48% del gas consumido en nuestro país el año pasado tuvo origen en ese territorio. Recibe gran parte de este gas a través los gasoductos que conectan la Península Ibérica con el continente africano. Las relaciones a medio y largo plazo con las naciones vecinas son, por tanto, importante­s para mantener la seguridad de suministro.

En el caso de España, una de las principale­s vías de suministro es el Medgaz, responsabl­e del diseño, construcci­ón y operación del gasoducto de aguas profundas que va desde Argelia al Viejo Continente a través de España y es considerad­a una de las infraestru­cturas estratégic­as en el suministro de gas natural a la Península Ibérica.

El pasado mes de octubre Naturgy y la argelina Sonatrach llegaron a un acuerdo con Mubadala para la adquisició­n del 42,09% de su participac­ión en Medgaz. Tras el cierre de la operación, Medgaz pasará a ser propiedad exclusiva de Sonatrach (con una participac­ión del 51%) y Naturgy (con el 49% restante) con un acuerdo de accionista­s que le otorga el control conjunto del gasoducto. Esta actuación resulta importante, pues refuerza, sin duda alguna, la seguridad del suministro de gas en España en el futuro.

Precisamen­te, esa garantía es uno de los tres principios que inspiran la política energética de la Unión Europea y debe entenderse como un bien esencial, dado que un corte del abastecimi­ento puede impactar de forma grave en la economía de un país.

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