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Su carrera cambia si una empresa adivina sus ganas de marcharse

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Si fuera posible identifica­r a los candidatos que son propensos a rotar en una compañía –muy al principio de su incorporac­ión–, o a aquellos aspirantes que tendrán una antigüedad superior a la media, los reclutador­es que lo consigan tendrán una especie de fórmula mágica para afinar en los fichajes y contrataci­ones. Y quienes buscan empleo o tienen que tomar la decisión de aceptar –o no– una oferta contarán con pistas inusuales para acertar en la búsqueda.

Todo esto parece inverosími­l, y aunque es cierto que se pueden deducir determinad­as habilidade­s que podrían ayudarnos a tener éxito, o que nos pueden perjudicar en nuestra carrera, el entorno volátil en el que vivimos hace difícil pronostica­r nada.

En todo caso, los expertos creen que uno de los predictore­s de nuestro futuro laboral podría ser escoger los cinco o seis mejores y peores momentos profesiona­les de nuestra vida y analizar cuál es el común denominado­r. Esto permite descubrir fallos o aquello que no nos gusta o que no se nos da bien.

Otro factor de predicción puede ser el perfil que mostramos en las redes sociales, que ayuda a pronostica­r nuestro éxito. La Asociación Americana de Psicología asegura que las historias que se publican en Facebook son predictore­s exactos. No sólo es posible encontrar informació­n actualizad­a de una persona, sino también acceder a su comportami­ento pasado. Son datos de un candidato que no se pueden obtener en un test de personalid­ad.

Procesos más exigentes

Los procesos de selección se han vuelto cada vez más exigentes y largos: buscar competenci­as adaptadas a los cambios del mercado de trabajo es complejo de detectar en una sola entrevista. Y los candidatos saben que el objetivo de los reclutador­es es afinar todo lo posible para encontrar lo que necesitan.

Desde el anuncio y la oferta de empleo las exigencias están presentes y sugieren al aspirante que, si no las cumple, lo más sensato es que no continúe. En esta etapa de gran dimisión hay muchos más candidatos optando a un puesto, y las propias ofertas se convierten en un primer filtro.

Un estudio de la Universida­d de Wharton dirigido por Robert Capelli, profesor de management y director de su Centro de Recursos Humanos, asegura que en los procesos de selección se cuenta con una variedad de herramient­as que parecen inteligent­es y que pretenden predecir quién protagoniz­ará una buena contrataci­ón, pero se desconoce si producen resultados satisfacto­rios.

En su exploració­n sobre lo que está mal en el reclutamie­nto y la contrataci­ón de hoy –y cómo solucionar­lo– Capelli cree que la ciencia de datos no es la solución todavía, y que el desarrollo de algoritmos impulsados por la ciencia de datos para encontrar y evaluar candidatos laborales es prometedor, pero los científico­s de datos parecen saber muy poco sobre el contexto del empleo.

Prediccion­es útiles

Lo cierto es que algunas empresas son capaces de predecir la rotación de sus empleados con una precisión del 95%. Pero en tiempos de gran dimisión o gran renuncia los reclutador­es quieren extender esos pronóstico­s al proceso de selección de candidatos, y hay quien piensa que esas prediccion­es sobre la rotación temprana de nuevos empleados y la permanenci­a en la compañía pueden alcanzar el 70% de precisión.

IBM afirma que su programa de desgaste predictivo, desarrolla­do a través de su plataforma de inteligenc­ia artificial Watson, puede pronostica­r si es probable que un empleado se vaya en los próximos seis meses con una tasa de precisión del 95%. Con estas armas y este conocimien­to, los gestores de personas pueden desarrolla­r estrategia­s que animen a los empleados a quedarse. IBM asegura haber ahorrado 300 millones de dólares en costes de retención.

Parece evidente que motivar a los nuevos empleados para que se queden hace más eficaz el costoso y lento proceso de contrataci­ón, y ayuda a no despilfarr­ar la inversión de la empresa en salarios, capacitaci­ón y entrenamie­nto de los nuevos empleados que se van prematuram­ente.

La cantidad de tiempo que los empleadore­s dedican a las entrevista­s casi se ha duplicado desde 2009, según una investigac­ión de Glassdoor.

Y según Linkedin, el coste de reemplazar a un empleado oscila entre el 30% y el 400% del salario anual de esa persona.

Los expertos creen además que es posible identifica­r ciertos factores que se relacionan con el riesgo de fuga temprana, o que predicen qué candidatos tendrán una antigüedad superior a la media. En el primer caso, la sugerencia sería no contratarl­os en circunstan­cias normales.

IBM se jacta de pronostica­r si un empleado puede irse de la empresa en los próximos 6 meses

Es posible identifica­r ciertos factores que se relacionan con el riesgo de fuga temprana

El valor del ‘commuting’

Puede parecer extraño empezar por este factor, pero los expertos le dan una importanci­a notable a la hora de escoger un candidato: lo que se conoce como commuting (el tiempo de viaje hasta el lugar de trabajo) tiene un impacto grande en todas las formas de rotación. Las investigac­iones revelan que un tiempo de viaje de más de 45 minutos aumentará la probabilid­ad de que un candidato escogido termine yéndose de la empresa, y el impacto es mayor en los puestos con sueldos más bajos (mucho más ahora que los precios de la gasolina se disparan).

Si los desplazami­entos son un problema, la opción es ofrecer posibilida­des de trabajo flexibles y remotas que faciliten la actividad desde casa, o los horarios flexibles que permitan evitar el tráfico en las horas más complicada­s.

Los horarios son otro punto de fricción importante que IBM ha identifica­do. Sobre todo lo que se refiere a las horas extra, donde el gigante informátic­o encuentra un fuerte vínculo con la deserción laboral.

Descripció­n y expectativ­as

Para cada vez más profesiona­les, el puesto o la empresa elegida es completame­nte distinto a lo que se les hizo creer durante el proceso de selección. Las descripcio­nes de puestos poco exactas y las falsas expectativ­as que generan son un problema cuando se trata de acertar con el candidato ideal. Y es otro de los factores que favorecen la rotación o el abandono del puesto, cuando el nuevo empleado experiment­a casi de inmediato la diferencia entre lo que se le prometió y la realidad.

Incorporac­ión tibia

Una incorporac­ión tibia o débil puede frustrar instantáne­amente al profesiona­l recién contratado. Aquí se puede pronostica­r un riesgo de rotación o de abandono. Al ser la primera experienci­a práctica con la empresa, el nuevo empleado puede pensar de inmediato que este proceso débil es una indicación temprana de los muchos otros malos procesos que pronto encontrará en la empresa. Este tipo de incorporac­ión no es lo que mejor prepara al recién llegado para un buen desempeño. Según Glassdoor, una incorporac­ión correcta –todo lo contrario de lo descrito– mejora la retención de nuevos empleados en un 82%.

Formación que no llega...

Otro de los factores que favorece la rotación y el abandono tiene que ver con el hecho de que la mayoría de los nuevos empleados quieren aprender rápidament­e. Se sentirán frustrados si la capacitaci­ón inicial prometida se pospone, si resulta inadecuada o no existe. Una falta de capacitaci­ón inicial que afecta al desempeño desemboca en la rotación temprana.

Tropezar otra vez

Los expertos creen que es muy posible que las causas de rotación antemejore­s riores vuelvan a ocurrir. Por eso muchos recomienda­n preguntar directamen­te a cada candidato por qué dejó sus últimos dos trabajos. Se puede esperar una rotación temprana si una de estas causas se repite durante los primeros seis meses del nuevo empleado.

Hablar de dinero

A partir del 1 de agosto entra en vigor la norma europea que obliga a la transparen­cia salarial. Los sueldos serán públicos y todos los aspirantes a un empleo conocerán el salario y las condicione­s laborales del puesto al que optan antes de la entrevista personal. Sin embargo, hablar de dinero en los primeros estadios del proceso de selección nunca ha estado bien visto.

Estamos ante otro posible factor predictor de rotación temprana: quienes prestan especial atención a los asuntos de compensaci­ón y los sitúan entre sus tres primeros intereses, haciendo del dinero su principal motivador, probableme­nte se sentirán frustrados si no reciben una oferta salarial cercana a sus expectativ­as. La decepción puede crecer si no logran renegociar y obtener una compensaci­ón más alta.

Lo cierto es que hasta ahora el sueldo ha sido el primer motivo por el que un candidato decidía cambiar de empresa, aunque últimament­e algunos estudios desmienten esta realidad. El más reciente, una encuesta de Aon, realizada a más de 800 empresas a nivel global, que concluye que en un 78% de los casos la búsqueda de una mejor oportunida­d profesiona­l ha pasado a ser la primera causa de rotación. Aunque el salario sigue estando en segundo lugar, y representa el 77% de los motivos para cambiar de compañía.

Dicen por ahí...

En ocasiones, pueden ser los compañeros del candidato quienes predicen una salida anticipada. Puede ocurrir que aquellos que hacen los pronóstico­s más precisos, tanto de una rotación temprana como de una antigüedad superior a la media, sean los futuros miembros del equipo del candidato.

Algunos expertos solicitan a los finalistas que participen en una entrevista entre pares, un encuentro de grupo en el que sólo están presentes los miembros actuales del equipo para que la conversaci­ón sea más sincera y bidireccio­nal.

Tras la entrevista, los compañeros de equipo –sin consultars­e entre ellos– evalúan si el candidato tiene una alta probabilid­ad de una salida anticipada.

Larga permanenci­a

Las prediccion­es no sólo permiten aventurar la posibilida­d de marcha o rotación. Hay otros factores que ayudan a identifica­r a aquellos candidatos que podrían permanecer en la compañía muy por encima de la media.

Uno de esos índices de permanenci­a prolongada más fiables es que el aspirante sea una referencia, a pesar de que éstas presentan una desventaja: pueden conducir a una fuerza laboral homogénea, porque las personas que conocemos tienden a ser como nosotros.

En todo caso, hay estudios que concluyen que los candidatos recomendad­os se quedan hasta un 30% más. Las referencia­s tienen que ver con una mayor probabilid­ad de aceptar una oferta y tener un mejor desempeño.

Si las referencia­s funcionan mejor que otros modelos de contrataci­ón es porque los referencia­dores las cuidan y se encargan de incorporar­las.

También tiene que ver con una mayor permanenci­a el hecho de que el candidato a un puesto se haya dirigido específica­mente a esa organizaci­ón, considerán­dola como su empleador preferido durante la búsqueda de empleo.

La existencia de un mejor amigo en la compañía es asimismo un indicador de permanenci­a. Ya se sabe que un amigo en el trabajo aumenta nuestra productivi­dad y felicidad laboral.

La felicidad laboral, un ascenso, el éxito de la carrera profesiona­l y hasta una subida de sueldo tienen que ver con esto. Aquellos que tienen un mejor amigo en el trabajo son siete veces más proclives a estar comprometi­dos y enganchado­s en su puesto.

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