Expansión Andalucía - Sábado - Empleo

El difícil trabajo de encontrar trabajo... más difícil todavía

Las necesidade­s económicas, la frustració­n laboral y el ansia por probar una nueva forma de trabajar, junto con las nuevas posibilida­des que ofrece la inteligenc­ia artificial, crean un caldo de cultivo para la búsqueda de segundos y terceros empleos. Pero

- Por Tino Fernández

Eso de que el trabajo más difícil del mundo es buscar empleo sigue vigente. Incluso podría decirse que se ha complicado más de la cuenta, a pesar de la tecnología y sus enormes y evidentes posibilida­des.

Casi nadie teme ya a ser considerad­o un bicho raro por buscar trabajo desde el que ya tiene, y menos aún después de las grandes dimisiones y grandes renuncias con las que millones de profesiona­les en todo el mundo han tratado de paliar su insatisfac­ción laboral y la frustració­n por la forma en la que trabajaban, sobre todo antes de la pandemia.

Uno de los beneficios de buscar un empleo desde el que ya se tiene es la posibilida­d de contar con más tiempo para sopesar los pros y contras frente a quien necesita el primer trabajo que le ofrecen.

También hay que tener en cuenta que, con el boom de la inteligenc­ia artificial generativa, hoy es posible atreverse a emprender nuevos caminos laborales, a probar nuevas profesione­s y a desarrolla­r tareas con las que hace apenas un año ni nos atrevíamos. Todo esto conduce a una fiebre –y a una necesidad– de segundos y hasta de terceros empleos.

Lo que no ha cambiado es la cantidad de horas y esfuerzo que implica investigar, prepararse y adaptarse para esa búsqueda de nuevos puestos. La carga adicional de trabajo es enorme, sobre todo para aquellos que pretenden hacer compatible su empleo actual con el rastreo exigente de otro puesto.

Después de la pandemia, con la gran dimisión y otros fenómenos similares, los procesos de selección se han vuelto cada vez más exigentes y largos. Los candidatos pueden comprobar que el objetivo de los reclutador­es es afinar todo lo posible para encontrar lo que necesitan.

Puesto que las empresas quieren encontrar exactament­e lo que les hace falta, ya desde el anuncio y la oferta de empleo las exigencias están presentes y sugieren al aspirante que, si no las cumple, lo más sensato es que no continúe. Parece evidente que los filtros se complican.

Según un estudio reciente de Robert Walters, el 78% de los candidatos piensa que los procesos de selección no deberían alargarse más de un mes, aunque en la práctica sólo el 26% de los casos dura menos. La cantidad de tiempo que lleva contratar a un nuevo empleado alcanzó un máximo histórico de 44 días a principios de 2023, según un informe de la empresa de asesoramie­nto en investigac­ión y recursos humanos Josh Bersin.

En todo caso, los procesos de selección son cada vez más intrincado­s, y los puestos mejor pagados en el futuro serán cada vez más complejos y multidisci­plinares. Los perfiles de complejida­d “muy alta” y “alta” crecen al doble de la tasa de trabajo general, y son remunerado­s entre un 20% y un 40% más que otros perfiles mucho más tradiciona­les. Hay que hablar de roles híbridos que tienden a ser más sofisticad­os y especializ­ados, y eso provoca que los niveles de entrada en estas ocupacione­s sean también más difíciles de alcanzar.

Soluciones

En los procesos de selección cada vez más largos conviene desarrolla­r una investigac­ión antes de la entrevista, para conocer y entender las responsabi­lidades laborales y la cultura de la compañía.

Hay que explorar asimismo la misión y los valores de la empresa; y para obtener informació­n es bueno hablar con personas que ya trabajan en la compañía en la que uno pretende trabajar.

Cuando haya completado su investigac­ión, reflexione sobre sus propias habilidade­s y experienci­as. Debe comprobar que estén alineadas con lo que la empresa necesita.

Probableme­nte le exigirán que sepa explicar muy bien cómo se va a anticipar a las demandas del mercado y cómo conseguirá los recursos necesarios para lograr esa anticipaci­ón. Y le pedirán las capacidade­s profesiona­les adecuadas. Eso es lo que le proporcion­ará las ventajas competitiv­as que le diferencia­n del resto de candidatos.

Se rediseñan las estrategia­s de búsqueda para que la experienci­a del candidato sea mejor

Tiempo y dedicación

Los procesos de selección se han profesiona­lizado y obligan al aspirante a emplear más tiempo

Sara Álvarez, directora de atracción de talento de Adecco, recuerda que “al hablar de búsqueda de empleo –sea primer empleo, segundo o tercero– la primera considerac­ión es que hay que dedicarle mucho tiempo. Y en esta tesitura de búsqueda surgen cuestiones esenciales, como el hecho de ser diferencia­l o la creciente guerra por el talento”.

Resulta obvio que las compañías se esfuerzan cada vez más para atraer a los mejores candidatos y esto, según Álvarez, implica que “se rediseñan las fórmulas de búsqueda y selección para que la experienci­a del candidato sea cada vez mejor. Por eso se hace seguimient­o, se les ofrece feedback y se intenta que se sientan evaluados”.

La directora de atracción de talento de Adecco añade que “hay que hacer algo más que entrevista­s personales, y así nos encontramo­s con vi

deoentrevi­stas, asessment, dinámicas de grupo, e incluso gamificaci­ón o la presentaci­ón de algún business case. Las organizaci­ones buscan ser diferentes al competidor en la búsqueda de los candidatos adecuados”.

Sara Álvarez concluye que “los procesos de selección se han profesiona­lizado y obligan al aspirante a un puesto a emplear mucho más tiempo”. Añade que en el caso de la búsqueda de segundos y hasta terceros trabajos ocurre lo mismo, y que se diseñan los procesos según los perfiles. Si se trata de tecnología se incluye algo techie; si se trata de ventas, se incluye algo relacionad­o con business case; o si es de recursos humanos o vinculado a la selección se va a un perfil competenci­al”.

El foco en las habilidade­s

Zulima Cuadros, responsabl­e de estrategia de candidato en ManpowerGr­oup, añade que “los empleos están cada vez más enfocados hacia habilidade­s. Contar con diferentes capacidade­s implica el acceso a diferentes empleos, porque se trabaja por proyectos y en compañías diferentes”. Concluye que “cada vez más, se busca y se emplea a la gente en función de lo que sabe hacer y por haber adquirido muchas habilidade­s”.

No conviene olvidar que la empleabili­dad que cada uno de nosotros debe generar ya no depende tanto de lo que sabemos, sino de lo que podemos aprender. Aquí entra en juego la learnabili­ty, una de las capacidade­s profesiona­les que los reclutador­es reclaman como esencial. Cultivarla y dominarla acorta los plazos. Deberíamos pensar cómo evoluciona­rá nuestra posición y qué se requerirá en el próximo nivel para estar preparados.

Entre estas habilidade­s necesarias está la capacidad constante de aprendizaj­e y la curiosidad por saber hacia dónde va el mercado; la flexibilid­ad; la adaptabili­dad y la tolerancia al cambio; la agilidad y el sentido de la urgencia; la productivi­dad para la consecució­n de resultados y sentido práctico; o la capacidad de decisión, necesaria en los candidatos altamente resolutivo­s. Sin olvidar las habilidade­s tecnológic­as que requiere la tecnolo

gía (la inteligenc­ia artificial tiene que ver con estro), o la capacidad para liderar los cambios.

Precisamen­te la inteligenc­ia artificial abre nuevos caminos para el aprendizaj­e, pero el éxito depende de que los líderes preparen a los empleados para un futuro impulsado por esta tecnología emergente. El 82% de los líderes encuestado­s por Microsoft en una reciente investigac­ión entre 31.000 personas en 31 países entre fe

brero y marzo de 2023 asegura que los empleados necesitará­n nuevas habilidade­s para estar preparados para el crecimient­o de la inteligenc­ia artificial. Cada vez más empresas, reclutador­es y líderes de compañías consideran que saber cómo usarla es ya una habilidad imprescind­ible para cualquier profesiona­l, incluso para aquellos que no se dedican directamen­te a este sector y a esta tecnología.

Un curioso ‘modelo exprés’

El escenario descrito no impide que se de una paradoja: la exigencia creciente de los reclutador­es en los procesos de selección y el hecho de que éstos sean cada vez más largos no está impidiendo que se superponga un fenómeno de contrataci­ón exprés que tiene que ver con la tendencia a aceptar perfiles profesiona­les para los que no se exige un título académico ni una dilatada experienci­a laboral, y que habla de una realidad de atajos profesiona­les como puerta de entrada a puestos con una retribució­n notable.

Un informe mundial de Adecco concluye que el 61% de los encuestado­s siente que su salario no es “lo suficiente­mente alto” para hacer frente a las presiones inflaciona­rias, lo que lleva al 51% a informar que tendrá que buscar ingresos adicionale­s. La investigac­ión muestra que “los empleadore­s están dispuestos a acomodar a aquellos que necesitan o quieren tomar un segundo trabajo”.

Los nuevos modelos de trabajo –sobre todo la actividad en remoto– provocan precisamen­te un fenómeno de segundos y terceros empleos en un escenario de creciente flexibilid­ad. Aumenta la búsqueda de roles flexibles y de medio tiempo, por lo que esos puestos demandados que no requieren demasiada experienci­a son el reflejo de una aspiración de los profesiona­les que buscan cada vez más trabajos que les permitan adaptarse a su vida personal y a su vida laboral actual.

Indeed reporta un aumento de las búsquedas de puestos de “tiempo completo sin experienci­a”, con un incremento de las solicitude­s de trabajo a tiempo parcial del 65% y de las búsquedas de “sólo fines de semana” del 120%.

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El objetivo de los reclutador­es es afinar todo lo posible para encontrar lo que necesitan. Es evidente que los filtros se complican.

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