Aquelarre en Países Bajos para aprovechar una Eurocopa allanada
El grupo entabla «conversaciones duras» en busca de la reacción ante Rumanía
Ha habido un conciliábulo en Wolfsburgo. Un aquelarre en la concentración de Países Bajos a la vista de la deriva mostrada por el equipo (victoria ante Polonia, empate con Francia y derrota frente a Austria). Los resultados marcan un declive que ha activado las alarmas en las filas naranjas antes de la entrada en las eliminatorias de la competición, con el duelo contra Rumanía de esta tarde en Múnich (18.00 h).
Cuartofinalista en el Mundial de Qatar y eliminado por penaltis por la futura campeona Argentina, había expectativas de progresión en el torneo europeo que se han visto paralizadas de golpe. Austria no solo ganó, sino que dominó durante muchos momentos el juego, y eso es algo que escandaliza a medio país, que hace de su estilo una bandera.
Dados a la crudeza y a la autocrítica, los neerlandeses han montado corrillos de introspección después de la derrota frente a los austriacos. Países Bajos ya estaba clasificado, y tenía la opción de pasar primero, pero acabó cayendo al tercer lugar. El tropiezo, paradójicamente, le benefició al otorgarle un rival como
Rumanía y, después, el cuarto de final contra el vencedor del Austria-Turquía. Y, sin embargo, dentro de la naranja ha quedado un regusto de amargura.
Nadie ha disimulado. «Hemos hablado mucho. Con palabras duras, por supuesto, son necesarias», comentó tres días después Virgil van Dijk, el capitán, aún con el 2-3 atravesado en el esófago. Dos veces igualaron la ventaja austriaca, pero no pudieron con la tercera. El gol de Marcel Sabitzer llegó en el minuto 80.
El ‘mea culpa’
Ronald Koeman fue el primero que recapacitó y no se lamentaba del tardío tanto. «Soy el principal responsable», manifestó, confesándose «decepcionado» de sí mismo, de que comiencen así los partidos. El equipo anduvo a remolque del marcador ante Polonia y Austria. La reacción en caliente de Berlín se enfrió con el regreso a Wolsburgo para dar paso a una terapia de grupo.
«Hemos tenido conversaciones difíciles», reconoció Bart Verbruggen, el portero titular, el segundo más joven de la plantilla, con 21 años, después de Xavi Simons. Defiende el marco del Brighton y ha comprobado cómo se complica el ambiente en un grupo con aspiraciones.