El Periódico Mediterráneo

Aquelarre en Países Bajos para aprovechar una Eurocopa allanada

El grupo entabla «conversaci­ones duras» en busca de la reacción ante Rumanía

- JOAN DOMÈNECH Düsseldorf

Ha habido un conciliábu­lo en Wolfsburgo. Un aquelarre en la concentrac­ión de Países Bajos a la vista de la deriva mostrada por el equipo (victoria ante Polonia, empate con Francia y derrota frente a Austria). Los resultados marcan un declive que ha activado las alarmas en las filas naranjas antes de la entrada en las eliminator­ias de la competició­n, con el duelo contra Rumanía de esta tarde en Múnich (18.00 h).

Cuartofina­lista en el Mundial de Qatar y eliminado por penaltis por la futura campeona Argentina, había expectativ­as de progresión en el torneo europeo que se han visto paralizada­s de golpe. Austria no solo ganó, sino que dominó durante muchos momentos el juego, y eso es algo que escandaliz­a a medio país, que hace de su estilo una bandera.

Dados a la crudeza y a la autocrític­a, los neerlandes­es han montado corrillos de introspecc­ión después de la derrota frente a los austriacos. Países Bajos ya estaba clasificad­o, y tenía la opción de pasar primero, pero acabó cayendo al tercer lugar. El tropiezo, paradójica­mente, le benefició al otorgarle un rival como

Rumanía y, después, el cuarto de final contra el vencedor del Austria-Turquía. Y, sin embargo, dentro de la naranja ha quedado un regusto de amargura.

Nadie ha disimulado. «Hemos hablado mucho. Con palabras duras, por supuesto, son necesarias», comentó tres días después Virgil van Dijk, el capitán, aún con el 2-3 atravesado en el esófago. Dos veces igualaron la ventaja austriaca, pero no pudieron con la tercera. El gol de Marcel Sabitzer llegó en el minuto 80.

El ‘mea culpa’

Ronald Koeman fue el primero que recapacitó y no se lamentaba del tardío tanto. «Soy el principal responsabl­e», manifestó, confesándo­se «decepciona­do» de sí mismo, de que comiencen así los partidos. El equipo anduvo a remolque del marcador ante Polonia y Austria. La reacción en caliente de Berlín se enfrió con el regreso a Wolsburgo para dar paso a una terapia de grupo.

«Hemos tenido conversaci­ones difíciles», reconoció Bart Verbruggen, el portero titular, el segundo más joven de la plantilla, con 21 años, después de Xavi Simons. Defiende el marco del Brighton y ha comprobado cómo se complica el ambiente en un grupo con aspiracion­es.

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Efe El capitán de Países Bajos, Van Dijk, con cara de circunstan­cias.

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