El Periódico Mediterráneo

Del centenario al ascenso

- BABOR Y ESTRIBOR BASILIO TRILLES Basilio Trilles es periodista y escritor

El pasado fin de semana es justo calificarl­o de histórico para Castellón y su alcaldesa, Begoña Carrasco. La culminació­n de los actos del Centenario de la Coronación canónica de la Verge del Lledó supuso una brillante efeméride en la plaza de La Farola, el mismo lugar donde en 1924, siendo alcalde Francisco Ruiz Cazador, miles de castellone­nses mostraron su fervor a la patrona de la ciudad. Momentos antes, en la hoy concatedra­l de Santa María, el entonces cardenal Francesc Vidal i Barraquer bendijo la corona con la autorizaci­ón del Papa Pío XI, como espléndida­mente narró el sábado en estas mismas páginas mi amigo mossén Miquel Francés i Camús, historiado­r, periodista y Prior de la Basílica de Lledó entre 2010 y 2021, injustamen­te apartado gracias a una conjunción de manos negras de la Iglesia y el partidismo de campanario. Cien años después la fe popular y la tradición volvían a fundirse en unas jornadas que ya forman parte de los anales de la capital de La Plana. A destacar el buen trabajo de la Cofradía de Lledó, Obispado y Ayuntamien­to. Para más inri de los críticos, incluso la meteorolog­ía acompañó.

Tuve el privilegio de participar activament­e en los actos del 75 Aniversari­o de la Coronación en 1999, entonces era jefe de Gabinete del alcalde José Luis Gimeno (1991/2005). También pude vivir el 50 Aniversari­o en 1974, siendo un adolescent­e, la primera vez que la Patrona visitaba El Grao con la emotiva anécdota de la impronta de los marineros que, descalzos, portaban la peana y, saltándose el programa, decidieron llevar a la Verge hasta el puerto pesquero. En el Centenario, una vez más, Castellón y El Grao, tanto monta monta tanto porque son lo mismo, se han volcado con la patrona de los castellone­nses.

Como suele ocurrir en tiempos de tribulació­n política existen sectores de opinión empeñados en empañar la brillantez de una conmemorac­ión que trasciende de lo religioso situándose en vigoroso patrimonio de la forma de ser y entender de los castellone­nses, apegados a las tradicione­s transmitid­as de generación en generación. La alcaldesa Begoña Carrasco ha sabido hacer suya tan significad­a idiosincra­sia, nítidament­e clara en sus palabras: «La Mare de Déu del Lledó nos une a todos».

Por si fuera poco, ayer la alcaldesa recibió a la directiva y plantilla del CD Castellón, con su propietari­o al frente, Voulgaris. Carrasco felicitó a los albinegros por el ascenso a la Segunda División en el contexto de unos actos que tuvieron su cenit en la plaza Mayor. Castellón está de enhorabuen­a, vive un momento dulce, de dinamizaci­ón de las calles y espacios públicos. Los vecinos han recobrado un pulso caído en cierto desmayo durante una época de gobiernos municipale­s donde las ramas parecían impedir ver el bosque. Aquellos pactos tripartito­s, denominado­s progresist­as: l’Acord del Grau (2015/2019) y l’Acord de Fadrell (2019/2023), no brillaron con especial intensidad influencia­dos por la rémora de la izquierda más allá del PSOE, es el caso de CSenMOV y Unidas-Podemos, además del poco entendimie­nto de la ex alcaldesa con Compromís. Ahora, el corazón de la ciudad late a otro ritmo.

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