Pere Aragonès no se amilana ante Junts y reta a Puigdemont
El partido del ‘expresident’ exiliado impide la investidura e insinúa que también lo hará el martes El candidato republicano se postula para liderar el ‘procés’ tras casi 90 años sin liderazgo de ERC
En un escenario y una situación que, planteada hace una década, hubiera parecido distópica, un candidato de ERC se subió ayer, y casi 90 años después, al atril de un Parlament para optar a la investidura. Pere Aragonès, ávido del apoyo de Junts per Catalunya (que mantuvo su anunciada abstención), para sacar adelante su ungimiento optó, por el contrario, por porfiar en la visión que tienen los republicanos de Cataluña y que, hasta ahora, había quedado oculta ante los sucesivos gobiernos convergentes y posconvergentes. Fue la puesta de largo de la « Ge
neralitat republicana» varias veces mentada por el candidato. Aunque falte conocer aun con qué apoyos puede nacer.
Una visión opuesta a la imperante hasta ahora y cuya máxima expresión es la reivindicación de Aragonès de que, si es president, él no negociará «en nombre de un partido o de un Govern, sino en el del país». Aragonès, sobre todo, se postuló como líder del procès. Un órdago a la figura de Carles Puigdemont, al que, eso sí, reconoció su trabajo en el frente exterior. Nada de liderazgo compartido.
Al final de la jornada, el republicano solo contó con el esperado apoyo de la CUP. 42 votos a favor, 61 en contra y la abstención de los 32 posconvergentes. Los que no entrarán en el Govern, votaron sí. Los que tendrán la mitad de los departamentos, se abstuvieron.
Una situación que incomoda a los puigdemontistas, hasta ahora avalistas de la unidad del independentismo, que plantearon, vía Albert Batet, a Aragonès que renuncie a la segunda votación hasta que haya un «pacto sólido de gobernabilidad, basado en la concreción». Una forma de insinuar que tampoco el martes habrá fumata blanca, si de Junts depende.
ACEPTACIÓN Aragonès desoyó la petición y trató de acorralar a Batet afirmando que «no hay diferencias insalvables», y en cuanto a concreciones, fue contundente: «Le acepto el programa electoral de Junts per Catalunya. Al 100%».
En un discurso largo, Aragonès pinceló una Cataluña alejada de «victimismos» y de carnés «de catalanidad o de progresismo», pero radicalmente independentista. Tardó más de 70 minutos en llegar al procés. Lo que distancia a ERC de Junts. Antes había trazado un discurso centrado en lo social y en la pandemia, como gesto de que estas son, como mínimo, tan prioritarias como la política.
Guiños a JxCat hubo pocos o ninguno; para la CUP hubo arrumacos y para el Estado no varió el mensaje: La amnistía y el derecho a la autodeterminación siguen como ejes innegociables, y se dejará «la piel» por lograrlos.
Pere Aragonès
CANDIDATO DE ERC A LA INVESTIDURA
«No quiero ir a la mesa de diálogo representando a un movimiento político (...), sino a un país»