Los abusos sexuales a menores se multiplican por 4 en España
En la última década se pasa de 273 casos en el año 2008 a un total de 1.093 en el ejercicio 2020 Un estudio de la Fundación ANAR concuerda con las memorias anuales de la Fiscalía General
La tasa de crecimiento de los casos de abuso sexual contra menores en España en la última década ha sido de un 300,4%, lo que indica que se han multiplicado por cuatro, pasando de 273 casos en el 2008 a 1.093 en el pasado 2020.
Así lo pone de manifiesto el estudio presentado ayer por la Fundación ANAR titulado Abuso sexual en la infancia-adolescencia según los afectados y su evolución en España. Para ello, el Centro de Estudios de ANAR analizó 89.808 llamadas sobre abuso sexual que fueron necesarias para atender los 6.183 casos atendidos por la fundación y utilizados en este estudio longitudina.
El resultado de la investigación, según afirma la fundación, está en línea con la información de las memorias anuales de la Fiscalía General del Estado, donde las sentencias por abuso sexual a menores de edad prácticamente se han cuadriplicado entre el 2012 y el 2018. El estudio también muestra los casos del 2020, cuando debido al confinamiento domiciliario por la pandemia muchos menores convivían 24 horas con los propios agresores. Muestra un aumento de 13 casos respecto al año precedente, ya que en 2020 la Fundación ANAR atendió 1.093 por los 1.080 del 2019.
La investigación refleja que, mientras que el incremento anual del número de casos fue de un 14,3% de media, en los últimos cinco años ha aumentado al 20,5%, incrementándose especialmente los abusos a través de las tecnologías: grooming (36,7% de crecimiento anual) y sexting (25%).
La directora del Teléfono ANAR, Diana Díaz, explica que el grooming es cuando un adulto se infiltra a través de la tecnología y pide imágenes a una menor. «Los menores de edad comparten imágenes comprometidas sin saber los riesgos que entraña», lamenta.
MÁS VÍCTIMAS FEMENINAS En el 78,3% de casos las víctimas eran mujeres, de las cuales el 59,1% son adolescentes de 13 a 18 años. Por el contrario, uno de cada cinco casos son varones, en su mayoría menores de 12 años (53,4%).
El estudio señala que la mayoría de los abusos sexuales se produjeron de forma reiterada (69%).
La directora aseguró que en estos casos «no se había adoptado ninguna medida que impida el contacto con el agresor». Además de sufrir abusos, las víctimas tuvieron que soportar violencia física o intimidación en el 53,6% de los casos, violencia que es mayor hacia las mujeres, sobre todo cuando llegan a adolescentes.
En cuanto a los tipos de abuso, la mayoría son tocamientos obscenos hacia la víctima o el agresor y abuso con penetración, de los cuales uno de cada diez fue con violencia física. En el 22% de ellos la tecnología estuvo implicada, y el 1,6% había tomado drogas.
El estudio dice que los síntomas más frecuentes que presentan las víctimas son cambios bruscos de ánimo, síntomas psicosomáticos, conocimientos sexuales impropios de su edad, conductas sexuales explícitas y agresividad.
DIFICULTAD El informe destaca que las víctimas tienen «gran dificultad» para demostrar el abuso porque en el 80,2% de los casos no dejan marcas o heridas y las reacciones del entorno «no son de apoyo», ya que en el 37,8% de situaciones niegan los hechos, en un 31,1% justifican o encubren al agresor, en un 23,9% se da negligencia o falta de reacción y en un 7,2% culparon a la víctima.