Amenaza la salud sino también el sistema democrático
dense se salvó de milagro, pero el mal está dentro, como un caballo de Troya, y está, en menor medida, en nuestras democracias europeas.
Tras el dolor extremo causado por la llamada gripe española en 1918 llegaron los «alegres años veinte». Y tras ellos, los nazis, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto con el asesinato de seis millones de judíos. ¿Qué hemos aprendido de la industrialización del crimen a gran escala? ¿Se podría repetir con gitanos, negros, migrantes o izquierdistas?
Las nuevas extremas derechas harán bandera de cualquier cosa, de los confinamientos y de lo contrario, de las muertes y de la pérdida masiva de empleos. El miedo a un futuro sombrío es una gota malaya tóxica que cala en una población exhausta que asiste ahora al espectáculo de la escasez de vacunas. Son carne de cañón, un cultivo perfecto para las ideologías del odio. Hay conflictos larvados suficientes para servir de chispa. ¿Creen que EEUU cederá a China el cetro mundial sin pelea?
¿Cuándo hemos olvidado que el libre mercado se basa en la escasez de la oferta frente a la demanda? Si esta es creciente, el precio crece, y se disparan las ganancias de los afortunados tenedores de la oferta. Hablamos de las farmacéuticas. No son altruistas que trabajan por la salud planetaria, sino compañías privadas que cotizan en Bolsa y actúan en comandita para defender las patentes perennes que bloquean el acceso a genéricos, práctica denunciada por una alianza de organizaciones y llamada Covax. El negocio farmacéutico genera más beneficios que el bancario.
Les recomiendo El jardinero fiel de John Le Carré. Es posible que les dé tiempo a leer la novela antes de que les toque el turno de vacunación. Las medicinas no pueden ser un lujo; las vacunas, menos aún. La OMS afirma que sería un fracaso moral catastrófico si las vacunas, hoy escasas en los países ricos, no llegaran a tiempo a los más pobres. Oxfam calcula que nueve de cada diez habitantes de los 70 países más pobres no recibirán ninguna dosis en 2021.
De este previsible fiasco se nutrirán las extremas derechas fanatizadas en las redes sociales. Se harán más fuertes y globales. Es posible que la historia no se repita, pero debemos admitir que la necedad es una constante. Somos una especie presuntamente inteligente que se comporta de una manera cada vez más estúpida.
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