El nuevo arzobispo inicia su servicio pastoral con una misa en la catedral
José Rodríguez Carballo tomó posesión en noviembre y ha esperado a que el Papa acepte la renuncia de su predecesor, Celso Morga, ahora emérito
El nuevo arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo inició ayer su servicio pastoral en una eucaristía celebrada en la catedral de Badajoz, en la que estuvo acompañado de 75 sacerdotes, además del arzobispo emérito, Celso Morga; el extremeño Vicente Martín, recientemente nombrado obispo auxiliar de Madrid, Ernesto Brotóns, obispo de Plasencia; Amadeo Rodríguez Magro, obispo emérito de Jaén; y Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger, franciscano, como lo es Rodríguez Carballo. No estuvo el obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, cuya ausencia disculpó el propio arzobispo, quien reseñó que no
pudo acudir por compromisos importantes adquiridos con anterioridad. En su representación, asistió el vicario general, Diego Zambrano. A todos ellos dio las gracias en su homilía el nuevo arzobispo,
quien tuvo palabras especialmente cariñosas hacia su predecesor, Celso Morga. Ambos se trataron entre sí como «hermanos y amigos». En su homilía, recordó que volverá a tener ocasión de mostrar
su agradecimiento a Celso Morga el próximo 28 de septiembre, en la eucaristía que con tal motivo se celebrará en este mismo templo. Los dos han coincidido desde que Rodríguez Carballo tomó posesión
como arzobispo coadjutor el pasado 25 de noviembre, también en la Catedral de Badajoz. Fue el 29 de junio cuando anunciaron que el Papa había aceptado la renuncia que Celso Morga había presentado en enero, cuando cumplió 75 años. Automáticamente, pasó a ser arzobispo emérito y Rodríguez Carballo, titular. Durante estos meses, el nuevo arzobispo ha visitado más de 40 pueblos de la diócesis y ha confirmado en 35.
Natural de Lodoselo (Ourense), el próximo 11 de agosto cumplirá 71 años. Es el cuarto arzobispo de Mérida-Badajoz desde la creación de la provincia eclesiástica en 1994. El primero fue Antonio Montero, seguido de Santiago García Aracil y Celso Morga.
La eucaristía de ayer, en la que cantó el coro de la catedral Francisco Barroso, comenzó con el saludo afectuoso a un grupo de personas de toda la estructura de la diócesis representada en la familia, los jóvenes, sacerdotes y religiosas. El grupo se acercó al altar y, uno a uno, fueron abrazando al nuevo arzobispo. Un gesto que simboliza los propósitos de la etapa que ahora se inicia.
En su homilía, el nuevo arzobispo pidió especialmente a los sacerdotes que no sucumban a las dificultades. «Caminemos todos juntos dejando a un lado los protagonismos», manifestó.