La UE necesita acelerar
El paso dado por los gobiernos de Alemania, Francia, Italia y España para urgir de forma conjunta la presentación por los países de sus planes de recuperación y, a la Comisión Europea, su aprobación sin demoras debe tener el efecto de acelerar la aplicación del programa de reconstrucción de 750.000 millones de euros aprobado en julio del año pasado. El propósito de las cuatro primeras economías europeas de cumplir con el requisito de presentar sus proyectos antes de que acabe abril y la exhortación a sus socios para que hagan lo propio a la mayor brevedad debe ser el resorte que active ulteriores trámites: la aprobación del programa europeo por los parlamentos nacionales que aún no lo han hecho y, acto seguido, la aprobación por la Comisión y el Consejo Europeo de los proyectos de los estados. Un esquema de trabajo poco propicio para actuar con prontitud, pero que es imprescindible acelerar habida cuenta lo que está en juego: paliar cuanto antes los estragos económicos causados por la pandemia.
La coincidencia de las cuatro economías en basar la vuelta al crecimiento y la superación de la crisis en la transición ecológica y la digitalización de la economía, con un gran potencial transformador, es de por sí motivo suficiente para reclamar que no se detenga la maquinaria. En el transcurso del próximo verano, la Comisión debería estar en condiciones de poner en marcha el proceso de financiación de los programas
El esquema de trabajo que ha de conducir a la movilización del programa de reconstrucción es intrincado, pero no debe ser paralizante