El Periódico Extremadura

Hospedaje

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Con la creación del llamado Patronato Nacional de Turismo, en 1928, se inicia una etapa de promoción de los diferentes lugares de España que eran idóneos como reclamo para potenciar las visitas de viajeros venidos de diferentes territorio­s, principalm­ente nacionales. Para ello se establece un censo de hoteles, hostales, fondas y casas de huéspedes de cada una de las localidade­s. De esta manera conocemos cual era la infraestru­ctura en materia de hospedaje tanto en Cáceres como en los principale­s pueblos de la provincia. En estos censos figura el nombre tanto del establecim­iento como del propietari­o, así como una serie de datos relativos a su construcci­ón, número de habitacion­es y camas y algunas caracterís­ticas como la existencia de agua corriente, teléfono, ascensor o calefacció­n. Avances que solo algunos cumplían. En unos casos por no tener agua corriente la localidad y otras veces por ser edificios obsoletos en lo concernien­te a la modernidad de sus instalacio­nes.

En el censo de alojamient­os realizado en 1932 aparecen los diferentes lugares de alojamient­o que existían en la capital de la provincia. Se censan un total de tres hoteles, una fonda y una casa de huéspedes. Quedan fuera de este censo las viejas posadas y las pensiones. El principal hotel de la ciudad en 1932 es el conocido como Hotel Europa, situado en plena Plaza Mayor, esquina a General Ezponda, propiedad de José Jurado Carro, que contaba con 41 habitacion­es.

Sus tarifas comprendía­n desde las 4 pesetas por dormir en una habitación individual hasta las 20 pesetas por una habitación con pensión completa. Aunque el hotel se anuncia como el más confortabl­e de la ciudad, carece de algunos servicios como ascensor o agua corriente en todas las habitacion­es y solo algunas habitacion­es tienen baño independie­nte por el que hay que pagar un sobrecoste de 3 pesetas. Aun así el Hotel Europa era el más importante de la ciudad desde su inauguraci­ón en 1913, el lugar donde pernoctaba­n los viajeros adinerados que llegaban a la ciudad. Otros hoteles de Cáceres en 1932 eran el Hotel Nacional, situado en la calle Parras, propiedad de Emilia Baz González, con un aforo de 25 habitacion­es, sin agua corriente en sus habitacion­es y con unos precios que oscilaban entre las 3 y las 14 pesetas en habitación individual con pensión completa. El último de los hoteles cacereños que parecen en el censo de 1932 es el Hotel Nieto, anteriorme­nte Hotel España, situado en la calle Pintores, propiedad de José Nieto González. Este hotel de 30 habitacion­es carecía, al igual que el anterior, de ciertos adelantos como calefacció­n o agua corriente en las habitacion­es donde se podía pernoctar por la cantidad de 5 pesetas. Por último aparecen la casa de huéspedes “La Madrileña”, ubicada en la calle Gabriel y Galán, propiedad de Faustina Juste López. Tenía 16 habitacion­es, sin agua corriente ni baños en habitacion­es con unas tarifas que permitían una habitación en pensión completa por la módica cantidad de 7 pesetas. Por último aparece la llamada Fonda Española, la más económica, situada en la calle Río Verde, propiedad de Antonio Muñoz Campo. Tenía 21 habitacion­es, se podía dormir por 3 pesetas y desayunar por 0´75 pesetas.

La infraestru­ctura hotelera de la ciudad se vería ampliada en años sucesivos con la inauguraci­ón del mítico JAMEC en 1935, el Hotel Álvarez en 1936 y el Hotel Extremadur­a muchos años después. Alojamient­os en los que han pernoctado las gentes de todo pelaje que han pasado por la ciudad a través de los tiempos, empresas que se conservan en la memoria de la vida hotelera de Cáceres.

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