Antonio David Flores, fulminado en Telecinco
La emisión, el domingo, de los dos primeros episodios de
dejó a la millonaria audiencia del programa de Telecinco (casi 3,8 millones de espectadores, un 33.2% de share) en estado de shock. La docuserie, en la que Rocío Carrasco, hija de la cantante Rocío Jurado y el boxeador Pedro Carrasco, se sentaba por primera vez frente una cámara para desvelar el infierno de maltrato continuado que vivió junto a su expareja, el mediático exguardia civil Antonio David Flores, así como su intento de suicidio en agosto del 2019, fue uno de los testimonios sobre violencia machista más impactantes emitidos jamás por televisión.
La imagen de una Rocío Carrasco devastada, bañada en lágrimas, que reconocía haber sido diagnosticada con un «síndrome ansiosodepresivo» que la había llevado a intentar quitarse la vida tuvo el demoledor impacto de una bomba atómica. Las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar y la clase política saltó al ruedo. La ministra de Igualdad, Irene Montero, abrió un hilo en Twitter en defensa de Carrasco, «una víctima de la violencia de género en cuyas palabras se pueden ver reflejadas muchas mujeres que no ven salida a su situación». La diputada socialista Adriana Lastra dijo de la
que es «una mujer valiente, una superviviente». El hastag #RocioYoSiTeCreo comenzó a correr como la espuma. E Iñigo Errejón, líder de Más Madrid, recordó el caso de Ana Orantes.
Rocío Carrasco, en el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'.
Mediaset rompe «la vinculación laboral de Antonio David Flores», explicó ayer la presentadora de `Sálvame' al inicio del programa. El exmarido de Rocío Carrasco fue colaborador de Telecinco hasta el pasado miércoles, pese a que la cadena conocía el infierno de malos tratos que la hija de Rocío Jurado relata en la docuserie.
«El relato de un maltrato es catártico y sanador para la mujer que lo lleva a cabo e imprescindible para que otras mujeres aprendan a detectarlo», explica a este diario Luis Pliego, director de la revista Lecturas. Nadie imaginaba que un culebrón de la prensa rosa iba a levantar tantas ampollas y poner de manifiesto algunos de los problemas estructurales más graves que siguen enraizados en la sociedad. Son muchos y variados, pero todos se concentran en algo muy básico: el descrédito a las mujeres y sus consecuencias.
Durante el show televisivo paralelo a la emisión de estos dos episodios, el 0 y el 1, conducido por Jorge Javier Vázquez, se habló de temas importantes de una forma contundente que no suele ser la habitual en los programas que configuran el conglomerado de Mediaset: de la violencia machista, del maltrato psicológico, de las lagunas del sistema judicial, de la hipocresía de los propios medios de comunicación y de la salud mental de las víctimas de abuso. El documental de Ana Isabel Peces permitió a los espectadores adentrarse en unos hechos de los que hasta ahora solo había una única versión, la de Flores, convertido en estrella mediática y que durante años ha esparcido la semilla del odio hacia su exmujer, al mismo tiempo que construía su imagen de víctima y padre modélico.
Curiosamente, o no, todo aconteció en la misma cadena que du
tructuras del mismísimo Hollywood un montón de estrellas que denunciaron al gran productor todopoderoso: Cate Blanchett, Angelina Jolie, Daryl Hannah, Uma Thurman, Mira Sorvino o Gwyneth Paltrow son solo algunas que le señalaron. Las denuncias contra Weinstein cuajaron en la campaña con el hashtag #MeToo. Hoy Weinstein cumple 23 años de condena.
España quedó conmocionada cuando se publicaron unas fotos de Carmina Ordóñez, la hija y madre de toreros, rante años había dado al exguardia civil Flores un altavoz privilegiado. «Efectivamente, es el mismo altavoz desde el que se han vertido todo tipo de ataques contra ella. Pero Rocío controla ahora la narrativa. Ha impuesto sus condiciones sobre el tratamiento que se le da a su testimonio. Y nadie puede pagarle la cifra que le ha dado Mediaset», analiza Pliego.
La pregunta parece inevitable: ¿era necesario llegar a esto para que levantar la conciencia del espectador? Al parecer, sí. Para que las cosas cambien se necesitan fuertes revulsivos que generen un impacto social. La televisión siempre ha tenido ese poder y lo ha utilizado como le ha dado la gana y el público es un receptor que absorbe todos esos mensajes y se nutre de ellos. Su responsabilidad, por lo tanto, es máxima a la hora de educar en valores, pero esto casi nunca sucede y los debates suelen reducirse a espectáculo circense.
En cualquier caso, y más allá del discutible show paralelo, lo que sí ha conseguido Rocío Carrasco es conectar con el público. Así, la crónica rosa logró generar conversación alrededor del machismo y la misoginia. En estos dos primeros capítulos, una Rocío Carrasco ora firme, ora al borde del quebranto, enumera con memoria y precisión los insultos y amenazas que sufrió y que corresponden con los prototípicos patrones de comportamiento machista que comienzan socavando la autoestima de la mujer («eres tonta, eres una inútil, estás gorda, estás loca») para terminar asestando el golpe de gracia con el arma más dolorosa: «Eres mala madre».
«No quería sentir miedo, vergüenza, ser cuestionada por todo el mundo», cuenta Carrasco, que advierte también del maltrato psicológico que han padecido sus hijos, Rocío y David. Rota en lágrimas, con el diafragma casi subido a la garganta, relató: «Cuando me devolvía a los niños en la puerta de la casa, salía a por ellos, hacía que los niños se despidieran de su padre, él me increpaba y aprovechaba para insultarme y me decía que me los iba a quitar, `hija de puta, te van a odiar, voy a hacer que te odien'».
Hla cara magullada y un ojo morado. En el 2002, dos años antes de su muerte, a los 49 años, sola, en el cuarto de baño, había acusado a su tercer marido, el bailarín Ernesto Neyra, de malos tratos. El 2 de abril de 1999, Carmina y él protagonizaron una de las portadas más duras de la historia de la prensa rosa. Bajo el pretexto de haber sufrido un accidente doméstico posó con la cara hinchada y un ojo totalmente amoratado. Esas mismas fotos serían las que llevó al juez pero no le sirvió de nada. Neyra está en prisión por impago de la pensión a su hijos.
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