Volver a las aulas
Aestas alturas de la pandemia no se sabe si temer más al coronovirus o las decisiones políticas. Cuando lideramos la ratio de contagios en covid y la presión hospitalaria crece teniendo que habilitar plantas hospitalarias, cuando se empiezan a suspender intervenciones quirúrgicas y habilitar segundas UCIs nuestra Consejera de Educación decide que los alumnos regresen a los centros educativos incluso en aquellos municipios que se encuentran en confinamiento. Estupefacción es lo que genera este tipo de decisiones cuando cada consejero rema para cada lado. No debería resultar extraño que tengamos una predilección especial en Extremadura por las decisiones kafkianas a la vista de la mostrada por el doctor Vara con las vacunas o con la campaña de Navidad del Dr. Vergeles. Parece mentira que Extremadura esté gobernada por médicos. Estupefacción genera que con la Ley Celaá lo importante no sea aprobar para obtener el título, mientras se muestra una contumaz persistencia de volver a las aulas con ventanas abiertas incluidas, método ideal para evitar el coronavirus según la Sra. Gutiérrez, con sabañones y congelación de falanges incluidas, condiciones no muy propicias para el aprendizaje. Crear ambiente de estudio para el aprendizaje es importante, dicen los pedagogos, pero con el frío que nos acompaña el impacto sobre los alumnos con sus ventanas abiertas será más bien negativo, aumentando la desconcentración, el desánimo y el estrés. ¿Qué puede salir mal?
J. Fernando Ramón Sánchez Torremayor (Badajoz)