La unidad canina realiza entre 150 y 300 intervenciones al año
Su labor es sobre b todo preventiva y su objetivo, «apartar a los jóvenes de la droga» «Ya es muy difícil b pillar fuera de los institutos», explica el guía de Llimi y Urko
El primer año, «me sorprendí porque no hacíamos más que pillar a jóvenes con droga, era muy sencillo». Hasta 300 intervenciones llegó a realizar la unidad canina de Plasencia en sus primeros años de funcionamiento, desde el 2013. «Íbamos casi a una por día», explica el agente responsable de la unidad y guía de los pastores belga malinois Llimi y Urko, Juan Carlos Gutiérrez.
En sus 8 años de existencia, esta unidad de la Policía Local de Plasencia ha realizado entre 150 y 300 intervenciones por año. El año pasado, a pesar de la pandemia y el confinamiento, superó las 150, «cien fueron denuncias y, el resto, incautaciones al descubierto que llamamos porque los perros encuentran la droga, pero tirada, porque no la llevan encima», señala el intendente, Enrique Cenalmor.
Lo que ha ocurrido en este tiempo es que quienes consumen o portan droga ya saben que Llimi y Urko son «máquinas perfectas de trabajo», en palabras de Cenalmor, por lo que, ya solo llevan encima lo mínimo y las grandes cantidades «las esconden».
EN EL CARRO DE UN BEBÉ / El lugar más llamativo donde los perros han encontrado droga ha sido «el carrito de un bebé, lo había puesto allí la madre». Pero también la han detectado enterrada, en papeleras, dentro de un mechero, de un paquete de tabaco tirado o en lugares a cierta altura.
«Cuando los perros marcan, está claro que hay o ha habido droga», subraya Gutiérrez. «En una ocasión, íbamos paseando y nos cruzamos con una madre, su hija y la abuela. El perro marcó a la abuela, que tenía 70 años. No lo podíamos creer, pero llevaba marihuana», recuerda el agente.
MARCAJE LAPA / Llimi llegó en el 2013 y Urko se incorporó en el 2016. En el primer caso, el Ayuntamiento de Plasencia costeó la compra del perro y Gutiérrez hizo un curso y después, se especializó en Burgos en el marcaje lapa. Este consiste en que los perros, no solo se paran junto a la persona que lleva droga, sino que indica el lugar exacto en el que está.
De esta forma, no es necesario cachear a nadie. «Directamente nos entregan la droga».
Tanto Cenalmor como Gutiérrez destacan que la labor de esta unidad es «fundamentalmente preventiva, de lo que se trata es de alejar a los jóvenes de las drogas».
«Cuando los perros marcan, está claro que hay o ha habido droga, son máquinas perfectas de trabajo»
No obstante, su valía ha hecho que participe también en controles y colabore con otras fuerzas de seguridad en investigaciones y registros.
Gutiérrez se ha convertido en formador, recibió la medalla al mérito policial y el intendente destaca su compromiso y su «capacidad de trabajo, da el mil por cien». A su vez, los perros han ido ganando olfato y experiencia porque el agente no deja de entrenarles a diario. «Tienen memoria y ellos ya van directamente a las zonas donde han encontrado droga antes». Con la mirada, con un gesto, se entienden los tres.
Con todo, el intendente subraya que se trata de «una unidad fundamental en la Policía Local, una de las que más orgulloso estoy por su labor preventiva». H