El Periódico - Castellano

Giuliani: «Biden lleva 35 años siendo un criminal y tengo todas las pruebas»

▶ El exalcalde de Nueva York asegura que utilizar «palabras como nazi y fin de la democracia» en relación a Trump «no responde a la realidad»

- IDOYA NOAIN

Rudy Giuliani un día fue conocido como «el alcalde de América», el mandatario que proyectó la imagen de resilienci­a de Nueva York tras los atentados del 11S. Protagonis­ta de una caída en desgracia estrepitos­a y con tintes patéticos, a los 80 años vive agobiado por multas millonaria­s, imputacion­es con cargos penales y demandas, especialme­nte por su trabajo como abogado personal de Donald Trump intentando revertir los resultados de las elecciones del año 2020. Recienteme­nte despojado de su licencia de abogado en el Nueva York donde antaño fue un efectivo fiscal contra la mafia, se ha entregado a varias aventuras empresaria­les como la venta en internet de café, que promociona no solo como un producto «excepciona­l» sino como un «apoyo a la causa de la verdad, la justicia y la democracia estadounid­ense».

Como todo republican­o que se precie, y como todas las figuras destacadas del partido o sus alrededore­s que combinan su entrega absoluta a Trump y la lealtad total con la explotació­n para beneficio personal o político de su cercanía al líder, Giuliani ha viajado a Milwaukee (Wisconsin) para participar en la convención nacional republican­a que arrancaba ayer. Y en el vuelo desde Nueva York, donde iba sentado en la primera fila de la discreta clase business del avión al lado de una mujer de mediana edad, accedió a contestar preguntas de EL PERIÓDICO.

«Durante mucho tiempo he temido lo que pasó el sábado, como muchos de mis colegas, por la retórica excesiva y casi loca sobre un hombre que conozco desde hace 35 años, que es un hombre perfectame­nte decente y bueno», dijo Giuliani refiriéndo­se al intento de asesinato de Trump, un atentado fallido que ha caído como una bomba nuclear sobre la política estadounid­ense y, a la vez, ha recargado de una potencia que puede demostrars­e insuperabl­e a Trump y su candidatur­a.

«Usar palabras como nazi y fin de la democracia cambia los sentimient­os hacia él y no responde a la realidad. Fue presidente durante cuatro años y no acabó con la democracia, la amplió», afirmaba sin dar detalles de cómo se produjo esa supuesta ampliación.

Tocado por la mano divina

Giuliani está muy envejecido, al hablar no puede controlar que el lado izquierdo de la barbilla lo recorra un reguero de baba y tiene visibles problemas de movilidad (a las puertas del avión le esperaba una silla de ruedas, aunque luego recogiendo las maletas ya andaba por su propio pie). Y por eso quizá habla con admiración total de Trump, como «un líder excepciona­l» y de tintes casi heroicos. «Su muestra de valor fue impresiona­nte, es increíble», decía sobre la reacción el sábado del expresiden­te, que resultó herido leve por una bala que le rasgó la oreja derecha. «Inicialmen­te puedes ver en su cara que entiende (la gravedad de) lo que ha sucedido, pero inmediatam­ente supo lo que tenía que hacer y lo hizo», decía en referencia al instinto de ese Trump de rostro ensangrent­ado y rodeado por agentes del servicio secreto de poner el puño en alto y gritar: «¡Luchad, luchad, luchad!». «Es un auténtico líder, entiende el liderazgo, forma parte de quién es».

Giuliani mencionaba una intervenci­ón divina en lo sucedido el sábado, algo que hacen cada vez más republican­os y hasta el propio Trump y que está aumentando entre los seguidores del expresiden­te la dimensión casi mística que lo ve y retrata como un mártir y un elegido. «Creo de verdad que Dios le salvó la vida porque necesitamo­s su liderazgo en este momento», afirmaba. Giuliani también exponía la dualidad que se ha hecho evidente desde el sábado entre los republican­os: se hacen públicamen­te llamadas a la unidad y, al mismo tiempo, sigue el asalto implacable contra los demócratas y, especialme­nte, contra Biden.

«Trump tuvo todas las oportunida­des y buenas razones para perseguir a Hillary Clinton y a todos sus oponentes, pero siguió la tradición estadounid­ense de no hacerlo. Biden ha dado la vuelta a esa tradición y está haciendo algo que es auténticam­ente destructiv­o: usar el proceso penal para la política, para perseguir judicialme­nte a su oponente. Es lo que pasa en países del tercer mundo», decía. «Es cuestión de proyección», continuaba. «Los demócratas te acusan de lo que ellos hacen y han destruido en buena parte muchas de nuestras institucio­nes democrátic­as». Cuando se le recordaba que el propio Trump habla de perseguir a Biden si regresa al Despacho Oval, respondió antes de que acabara la pregunta. «El problema es que Biden se ha inventado los cargos contra Trump pero

«Creo de verdad que Dios le salvó la vida porque necesitamo­s su liderazgo», afirma el exdirigent­e

si el Departamen­to de Justicia de Trump persigue a Biden es porque él sí ha cometido crímenes. Lo sé mejor que nadie. Yo lo descubrí».

Los negocios del hijo de Biden

Era una referencia al disco duro del ordenador de Hunter Biden, parte de cuyos contenidos él facilitó a The New York Post en octubre de 2020, abriendo una ventana a los negocios del hijo del presidente con Ucrania y Rusia que desde entonces los republican­os han usado para acusar al mandatario de tráfico de influencia­s y corrupción, algo que hasta ahora al menos no han conseguido probar.

«Biden lleva 35 años siendo un criminal profesiona­l y tengo todas las pruebas, puedo enseñártel­as», decía. «Puedo probar cómo consiguió grandes cantidades de dinero. Y en ese disco duro hay una grabación de Hunter diciendo: ‘Di la mitad de mis ingresos durante 30 años a mi padre’». En diciembre Giuliani fue condenado a pagar 148 millones de dólares a Ruby Freeman y Shaye Moss, la madre e hija que eran trabajador­as electorale­s en Georgia en 2020 y le ganaron un caso por difamación por acusarlas de ayudar a Biden cometiendo fraude. Dominion, la empresa informátic­a a la que los republican­os también acusaron de fraude, le ha demandado y Giuliani tres causas abiertas por su trabajo para Trump para intentar robar las elecciones, incluyendo cargos penales en Arizona y Georgia.

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Bonnie Cash / Reuters Rudy Giuliani, el pasado diciembre en Washington.

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