Rull encara un Parlament con múltiples frentes
El recién elegido presidente de la institución debe encarar complejos retos más allá de la investidura. El dirigente de Junts tendrá que abordar el voto telemático de Puigdemont, las dietas de los parlamentarios y el cordón sanitario a la extrema derecha.
Superado el parón electoral, el Parlament ha empezado a recuperar la normalidad que perdió con la convocatoria anticipada de comicios, tras la elección de la Mesa y de su nuevo presidente, Josep Rull. Es una incógnita si la legislatura empezará a caminar o si la incapacidad de los partidos para llegar a acuerdos acabará en una repetición electoral. Pero, sea como sea, Rull ha encontrado ya encima de su mesa múltiples carpetas pendientes.
Más allá de la investidura, deberá abordar cómo gestiona el voto telemático de los diputados de Junts Carles Puigdemont y Lluís Puig, que ha sido anulado por el Tribunal Constitucional; la regularización de las dietas y el cordón sanitario a la extrema derecha de Vox y Aliança Catalana. Estos son sus siete principales deberes.
1 La investidura.
La primera gran decisión que deberá afrontar es la designación de un candidato a la investidura. Rull tiene que hacerlo dentro de los 10 días hábiles posteriores a su elección. Por este motivo, iniciará el martes y finalizará el miércoles la ronda de contactos con todos los grupos parlamentarios para explorar posibles candidatos y valorar sus apoyos. Salvador Illa y Puigdemont han mostrado interés en postularse, pero podrían decidir no hacerlo si no tienen los respaldos amarrados, lo que llevaría a Rull a convocar un pleno para constatar la ausencia de un aspirante y activar la cuenta atrás. Hasta el 25 de agosto habría tiempo para investir a un diputado como president.
2 El voto telemático.
Otra de las cuestiones es el voto de los diputados que residen en el extranjero. Es el caso de Puigdemont, Puig y Ruben Wagensberg, aunque este último caso resulta algo diferente porque se encuentra de baja médica. Se trata de un asunto peliagudo, que ya fue polémico durante la anterior legislatura, y que generó especial controversia durante el pleno de constitución de la Mesa, tras la anulación del voto telemático por parte del TC. De momento, Rull ya ha anunciado que seguirá contabilizando sus votos, pero para poder regularizarlo la mejor opción sería reformar el reglamento. Antes de la convocatoria anticipada de elecciones se estaba trabajando en un texto, a propuesta de ERC y la CUP, pero es potestad de los grupos retomarlo.
3 Vox y Aliança Catalana.
Durante la campaña, PSC, ERC, Junts, CUP y Comuns se comprometieron a hacer un «cordón sanitario» a la extrema derecha de Vox y de Aliança Catalana, excluyendo a estas formaciones de los órganos parlamentarios y rechazando sus iniciativas. Rull deberá ordenar el debate y poner límite a los discursos de odio que se puedan hacer desde estas formaciones.
4 La transparencia.
El pasado otoño, tras una denuncia anónima, la Oficina Antifrau de Catalunya (OAC) señaló varias prácticas «irregulares» en el Parlament y acusó a la institución de actuar con poca transparencia. La OAC requirió que se revisara el «encaje normativo» de las primas de jubilación y los premios de vinculación a los que tenían derecho los trabajadores de la institución. También instó a abrir una revisión para analizar su «validez». El informe provocó que la Cámara suspendiera las gratificaciones, a la espera de un dictamen vinculante de la Comissió Jurídica Assessora de la Generalitat que no ha sido publicado.
5 Las dietas.
También está pendiente la regularización de las dietas de los diputados, uno de los temas más espinosos entre los partidos, incapaces de alcanzar un acuerdo. Se han dado algunos pasos, incorporando ya hasta cuatro mensualidades de estas dietas dentro del salario base, pero queda pendiente un ajuste global. Se trata de indemnizaciones por desplazamiento que cobran todos los parlamentarios, que oscilan entre 16.975,56 y 23.895,12 euros anuales en función del lugar de residencia del diputado, y que se cobran aunque no se hagan viajes porque actúan como complemento salarial. En la práctica, que pasen a ser parte del salario base implica que tributen y, por consiguiente, que el sueldo neto que perciban los diputados se reduzca.
6 El protocolo antiacoso.
Otra de las carpetas que se arrastra de la anterior legislatura es el debate sobre el protocolo contra el acoso de la Cámara. La disputa se abrió de par en par después de que las exdiputadas de Junts Cristina Casol y Aurora Madaula denunciaran acoso por razón de género -que no sexual- dentro de su grupo. Unas acusaciones que la dirección del partido siempre negó y que atribuyó a discrepancias políticas. La situación llevó a la entonces presidenta, Anna Erra, también de Junts, con el apoyo de la Mesa, a pedir a los letrados una revisión a fondo del texto. Este análisis detallado tampoco ha visto todavía la luz, pero en un primer informe realizado de urgencia ya señalaron que las sanciones que acarrea este protocolo carecen de cobertura legal. Darle validez jurídica requeriría integrarlo de algún modo dentro del reglamento. Sin embargo, de momento, no hay consenso ni prisa para hacerlo.
7 La ampliación.
Finalmente, hay otra gran carpeta pendiente: la ampliación del Parlament, cuyas instalaciones han quedado pequeñas ante el aumento de su actividad. Por poner solo un ejemplo, en el año 2000 trabajaban en la institución un centenar de funcionarios. Ahora son más del doble. También se han creado varios departamentos nuevos, como el de informática, el de comunicación o todos los servicios audiovisuales. Además, han aumentado los grupos parlamentarios -en esta legislatura hay ocho-, por lo que se necesitan más despachos y más salas de reuniones, y también han crecido las visitas, con más de 56.000 asistentes en 2023. Por contra, el espacio es el mismo.
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