El Madrid no se cansa de ganar
Los goles de Alaba y Benzema permiten a los blancos encadenar su tercer título consecutivo, tras Liga y Champions, ante un Eintracht tibio en un partido en el que los de Ancelotti jugaron al ralentí y debutaron Rudiger y Tchouameni.
El Real Madrid conquistó la Supercopa jugando al ralentí ante un rival menor, este Eintracht maltrecho. Bien plantado en el campo, leyendo el partido con oficio y exhibiendo su pegada habitual, los de Ancelotti sumaron otro trofeo a la vitrina con goles de Alaba y Benzema (2-0). Advertía Ancelotti que el equipo sigue imbuido por la efervescencia de la Champions de París y que no descarta ganar los seis títulos esta temporada para mantener el ciclo virtuoso. Y esta Supercopa alimenta ese clima exitoso y retrata a un Madrid ultracompetitivo que solo ha perdido una de las últimas 15 finales que ha jugado.
Amaneció la Supercopa desequilibrada por las sobresalientes bajas en el Eintracht de sus líderes en ataque y defensa. El primero, Filip Kostic, será anunciado como nuevo jugador de la Juventus en las próximas horas. El segundo, Martin Hinteregger, ha dejado el fútbol a sus 29 años porque no era «feliz». Sin embargo, las Águilas son un equipo coral en el que el líder es su técnico, Glasner, que armó un equipo trabajador con Kamada, Sow y Borré como referentes.
Susto inicial
Los alemanes, cerrados pasillos dentro con tres centrales, eclipsaron de inicio a Modric y salieron con peligro tras robo. Disfrutando de la primera ocasión clara, a los 13 minutos, cuando Kamada se plantó ante Courtois y no supo batirle. El susto activó a los blancos, que tres minutos después vieron como Tuta sacaba un disparo de Vinicius que la grada ya celebraba. Volvió a probar el Eintracht a Courtois, en un disparo de Knauff, que inquietó
Courtois (7); Carvajal (6), Alaba (6), Militao (7), Mendy (6); Casemiro (7), Kroos (6), Modric (6); Valverde (6), Vinicius (6), Benzema (6). Entrenador: Ancelotti (6). Cambios: Rodrygo (6) por Modric (min. 65), Camavinga (6) por Valverde (min. 75), Tchouanemi (sc) por Kroos (min. 84), Rudiger (sc) por Carvajal (min. 84), Ceballos (sc) por Vinicius (min. 84).
Trapp (5); Toure (4), Tuta (5), Ndicka (5); Knauff (4), Sow (6), Rode (5), Lenz (4); Kamada (5), Lindstrom (5); Borré (5). Entrenador: Glasner (5). Cambios: Goetze (4) por Rode (min. 57), KoloMuani (5) por Lindström (min. 57), Alario (5) por Toure (min. 69)
1-0, Alaba (min.38); 2-0, Benzema (min. 64)
M.Oliver. Amarilla a Alario (min.90) a un Ancelotti que pidió actitud a los suyos. Sow encontraba a Kamada a la espalda del mediocampo blanco y generaba problemas los blancos, que no terminaban de conectarse al partido.
El Madrid era un gigante dormido que despertó en un córner tras una gran parada de Trapp a Vinicius. El saque de esquina fue tocado por Benzema en primera instancia y Casemiro, de cabeza, sirvió atrás para que Alaba remachase a la red. La pegada blanca sacaba de un problema a los de Ancelotti. Pudo encauzar la final Karim dos minutos más tarde, pero su disparo no cogió puerta. Al descanso un Madrid de pretemporada dominaba la posesión y el marcador ante un Eintracht tibio.
La segunda parte confirmó que los alemanes, demasiado conservadores, sufrían en el juego posicional, por lo que el Madrid rebajó más las revoluciones del partido. Pese a ello volvió a tener una ocasión Vinicius antes de que Glasner revolucionase el tablero con las entradas de Goetze y Kolo-Muani.
Karim supera Raúl
Ancelotti, con su parsimonia habitual, veía el partido con tranquilidad junto a su hijo Davide. A la hora Casemiro se asomó al balcón del área rival clavando un zurdazo en el larguero. Sumaba méritos para certificar el título un Madrid muy superior y el gol llegó en una jugada arquetípica de este equipo. Vinicius amagó con venir a la corta para desmarcarse en el espacio a la espalda del central y desde allí sirvió un pase a Benzema, que anotó su gol 234, que le hace adelantar a Raúl en la lista de goleadores blancos.
A falta de 25 minutos de partido la Supercopa ya estaba embalada y camino del Bernabéu porque el Eintracht no era el equipo voraz que esperaban los blancos. La única duda era si el marcador aumentaría, pese a que los blancos se limitaron a desplegar los servicios mínimos en una Supercopa que es el tercer título tras la Liga y la Champions. Pero si la Liga fue un ejercicio de tenacidad y la Copa de Europa lo fue de épica, esta Supercopa fue un trabajo profesional. Economizaron energías y resolvieron con oficio una final más. Otro título blanco.
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