BCN endurece las multas antibotellón y sanciona a 747 personas en una semana
El ayuntamiento eleva a 100 euros el importe de las penas por infracciones leves de la ordenanza de civismo y hasta a 600 las que afectan al orden público, pero vecinos del Poblenou se quejan de que solo se están imponiendo las más laxas.
Tras el tortuoso verano de 2021, marcado por el botellón y el incivismo en las calles de Barcelona en un momento en que la pandemia mantuvo cerrado el ocio nocturno reglado, cualquier nuevo balance estival está llamado a mejorar. De hecho, las denuncias vecinales al teléfono 112 han caído el 27%. Sin embargo, el ayuntamiento quiere frenar los excesos de quienes se han acostumbrado a divertirse a altas horas en el espacio público y para ello ha incrementado el castigo: los que beban alcohol fuera de los locales podrán ser sancionados con 100 euros (antes 60) por una infracción leve y ha incorporado también la tipificación de sanciones graves, que irán de los 300 a los 600 euros si hay altercados de orden público.
El endurecimiento del régimen sancionador, presentado ayer por el teniente de alcalde de Seguridad y Prevención, Albert Batlle, y el intendente mayor de la Guardia Urbana, Pedro Velázquez, fue «consensuado» en el marco de la mesa ciudadana por una noche cívica y segura, y entró en vigor el pasado 2 de agosto. Y aunque la filosofía no es punitiva sino «disuasoria» –«el objetivo es no tener que imponerlas», subrayó Batlle–, lo cierto es que, hasta ayer (en una semana), los agentes habían interpuesto 747 sanciones económicas, todas leves. Un matiz que ha enojado a los vecinos, al considerarlas demasiado light para ser ejemplarizantes.
Ánimo conciliador
En esta nueva fase de trabajo en materia de convivencia, y con la vista sobre todo focalizada en prevenir los botellones que se han enquistado en algunas zonas, el importe de las multas se ha llevado al «máximo posible». En concreto, las leves se regirán por la ordenanza de civismo, mientras que para las consideradas graves se aplicará la ley de seguridad ciudadana.
La primera semana de vigencia de estas nuevas reglas del juego no ha comportado ni una sola sanción grave, que se aplicaría en casos en que los botellones causen molestias muy importantes a los residentes, cortes de tráfico o perturbaciones muy graves a la circulación de peatones, detalló el concejal. Con ánimo conciliador, apeló al civismo y la responsabilidad individual de la ciudadanía para mejorar la convivencia en el espacio público, tan hipersensible en verano y más con las altas temperaturas. «Se producen situaciones desagradables y tenemos que hacer compatible el ocio nocturno con el descanso de los vecinos», insistió.
Sigue habiendo descuentos para aquellos que pagan pronto las sanciones En julio al 112 registró 2.000 llamadas de quejas menos respecto al mismo mes de 2021
Los mediadores municipales desplegados desde distintas áreas del ayuntamiento son otra herramienta, quiso poner en valor Batlle. Pero a nadie se le escapa que resulta mucho menos efectiva que los uniformes policiales. Otras medidas ya anunciadas que se aplicarán a corto plazo son las reducciones de horarios de actividad nocturna y el recorte también para las tiendas que despachan alcohol.
Precisamente, esa coexistencia de usos (vecinales y ociosos) es especialmente complicada en puntos calientes de brindis y follón nocturno como el llamado
triángulo golfo del Poblenou. Al respecto, el jefe de la Guardia Urbana reiteró que están trabajando tanto preventiva como reactivamente para evitar los excesos. Incluso con alianzas con los operadores del ocio, primeros interesados en evitar la conflictividad en torno a su actividad y que incluso suelen contratar a vigilancia privada para contribuir a ese control. El caso del Front Marítim es un claro ejemplo desde hace años.
Velázquez, no obstante, hizo un «análisis positivo» del verano que está viviendo la capital catalana, sin incidencias graves en seguridad. El descenso de quejas se tradujo en julio en unas 2.000 llamadas menos al 112 respecto a hace un año. Subrayó que la buena coordinación con los Mossos d’Esquadra ha permitido gestionar con «normalidad» y sin altercados las «concentraciones de personas consumiendo alcohol en la vía pública».
Dudas sobre los efectos
La pretendida firmeza municipal contra el botellón contrasta, sin embargo, con la letra pequeña de la normativa. Así, seguirá habiendo descuentos si las sanciones se pagan pronto y voluntariamente. En concreto, en el caso de las leves, del 75% –se quedaría en solo 25 euros–, mientras que en las graves la bonificación será del 50%.
Para vecinos del Poblenou que han participado en reuniones previas con el consistorio, las medidas implantadas ahora son casi un chiste, por su laxitud. «Sentimos que nos han mentido en la cara, que nos han ridiculizado», señala a este diario el portavoz de la plataforma SOS Triángulo Golfo, Enrique Castro. Asegura que Batlle no solo prometió los incrementos sancionadores, sino que se aplicaría la calificación de grave al botellón para «disuadirlo» a golpe de multas de 600 euros. Al saber que todas las de esta semana se han quedado en 100 euros, creen que no tendrán apenas efecto.