El ocaso de Duque
El ya expresidente, que llegó al cargo con 42 años y con una promesa de futuro, cierra su mandato en Colombia con más sombras que luces. El dirigente ha visto caer hasta un 27% su índice de popularidad.
«En estos cuatro años demostramos que, si las adversidades nos llegaban, creceríamos como sociedad: dejamos un país vacunado, una economía creciendo y una inversión social que ha llevado a los mínimos niveles históricos de pobreza multidimensional». Iván Duque resumió con sorprendente autoindulgencia su paso por la presidencia colombiana. Ayer le entregó los atributos de mando al izquierdista Gustavo Petro con una popularidad del 27%. Su Gobierno de derechas estuvo marcado por dos estallidos sociales, en 2019 y 2021. La gestión, dijo el portal La Silla Vacía, concluyó «sin lograr ganarse el corazón de nadie».
Asumió la presidencia con 42 años, el más joven de la historia de Colombia. A Duque le quedaban algunas tareas que la derecha no había completado, entre ellas terminar por enterrar el acuerdo de paz que firmó Juan Manuel Santos con las FARC. Duque no lo logró en parte, como lo demuestra el impacto del informe final de la Comisión de la Verdad sobre el conflicto armado. Tampoco promovió una agenda política superadora. Sobre el final de su gestión fue testigo de la decepción de algunos de sus aliados, como la vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez.
A partir del primer año de Gobierno, Duque empezó a encontrar piedras en el camino puestas por el mismo Centro Democrático, el partido que lo había cobijado en la carrera hacia el Palacio Nariño. Si bien no enfrentó adversidades en el Congreso, tampoco lo convirtió en un instrumento de su prometida política de modernización. Será recordado por el empeño que puso para estipular en el Código Penal la cadena perpetua a violadores de menores. El Tribunal Supremo anuló esa reforma el año pasado.
Las heridas abiertas
El mandatario cree un acierto de su Gobierno los golpes asestados al Clan del Golfo, la principal banda narcotraficante, y a los grupos de las FARC que no entregaron las armas y se conocen como disidencias. Los hechos parecen refutarlo: el Clan del Golfo lanzó un paro armado que mostró cómo su capacidad de daño sigue siendo importante.
La era Duque es objeto de severa impugnación por parte de los organismos defensores de los derechos humanos: entre el 7 de agosto de 2018 y el 2 de agosto del presente año fueron asesinados 957 líderes sociales. Y perdieron la vida 261 exguerrileros firmantes de acuerdo de paz.
El covid condicionó su mandato: segó la vida de 140.000 personas, pero los expertos consideran que el desenlace pudo haber sido incluso peor. El confinamiento provocó estragos en la economía. Duque destaca que el PIB subirá este año un 6,1%. Pero la pobreza golpea al 39% de la población. ■