Ciutat Vella también avanza el cierre de locales por el ruido
En varios enclaves, los restaurantes deberán bajar la persiana a las dos de la madrugada; las terrazas, a las once, y las tiendas de alimentos, a las diez.
El concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, compareció ayer para explicar las medidas que se tomarán en el distrito para minimizar el ruido nocturno, una vez se ha comprobado que en la parte más antigua de la capital catalana, como en otras, hay un problema de contaminación acústica especialmente molesta de noche. Son similares a las anunciadas el martes en relación con el Eixample, porque el consistorio ha decidido detallar los planes espacio por espacio.
Rabassa anunció que en Ciutat Vella se avanzará el cierre de diferentes establecimientos en las calles de Joaquim Costa y Escudellers y en las plazas de Georges Orwell y los Àngels, con el objetivo de reducir las molestias que sufren los vecinos. Así, la restauración bajará la persiana a las dos de la madrugada, una hora antes. Las tiendas de alimentación tendrán que cerrar a las diez de la noche, y las terrazas, dar por acabada su actividad a las once. Son horarios que se mantendrán durante toda la semana. La medida afectará a 53 locales de restauración, a 90 comercios de alimentación y a 13 terrazas
«Este es un distrito en el que el problema viene de lejos y es endémico», subrayó Rabassa, quien precisó que el objetivo es que se pueda dormir «más y mejor». Como en el Eixample, el plan incluye otras medidas, como emplear elementos de plástico en las terrazas.
El edil subrayó asimismo que las medidas tomadas por sonómetros en Ciutat Vella indican que los límites legales son superados cada noche y que uno de los motivos del problema es la acumulación de establecimientos en algunos puntos: en la calle de Joaquim
Costa hay 28 bares, y restaurantes y en la plaza de George Orwell, 25.
Joaquim Costa y George Orwell son dos de los 11 puntos en los que primero se instalaron sistemas de medición. El concejal precisó que más adelante se tomarán medidas en los otros dos enclaves del distrito en los que también se observó que el ruido supera los límites previstos: la calle de Allada Vermell, en el barrio de Sant Pere i Santa Caterina, y la de Almirall Churruca, en la Barceloneta.
Como en el Eixample, el cambio de horario en Ciutat Vella requerirá una notificación y un periodo de alegaciones, por lo que no se prevé que la nueva norma se pueda aplicar hasta septiembre.
Guerra judicial
El plan municipal ha irritado al sector de la restauración. «Criminalizan a los restaurantes y las terrazas en lugar de abordar el incivismo y los botellones enquistados de madrugada», clamó el director del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, quien anunció una guerra judicial «sin precedentes» en la ciudad.
Al sector también le preocupa que la ofensiva municipal se produzca en agosto: «Es muy grave, provoca una situación de indefensión». La patronal ha pedido al Col·legi de l’Advocacia de Barcelona que inste al gobierno municipal a que no realice notificaciones en este habitual mes de éxodo estival «para no viciar estos procesos de nulidad por indefensión obvia que se produce al no poder acceder a abogados».
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Al igual que en el Eixample, el cambio de horario no se podrá aplicar antes de un mes