El Periódico - Castellano

El ‘bicing’ metropolit­ano inicia su tercera tentativa de la década

Barcelona abre su primera estación de Bicibox mientras el AMB tiene entre manos un nuevo proyecto para inaugurar un servicio compartido de bicicletas en septiembre de 2022.

- CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Han pasado 12 años desde que una quincena de alcaldes metropolit­anos alzaron la copa para brindar por el sistema metropolit­ano de bicicleta compartida. Barcelona llevaba dos años con el Bicing y, pese a los problemas informátic­os que tumbaban el servicio cada dos por tres, el proyecto había supuesto una revolución para la ciudad. Se hizo el concurso y no se presentó nadie. En 2018 se volvió a intentar, pero de forma muy tímida, con solo 250 bicis eléctricas. Ahora se comprobará si a la tercera va la vencida, porque el Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB) tiene entre manos un nuevo intento, con más de 2.000 bicicletas. No verá la luz, si la ve, hasta septiembre de 2022. Mientras eso sucede, si sucede, la noticia palpable es que la capital catalana inauguró ayer su primer Bicibox, un aparcamien­to seguro para bicis. Eso sí: está en el metro y casi en suelo de L’Hospitalet de Llobregat.

El anuncio del Bicing metropolit­ano lo hizo sin querer queriendo Antoni Poveda, alcalde de Sant Joan Despí y vicepresid­ente de Movilidad del AMB. En el siguiente pleno del ente metropolit­ano, en el que están representa­dos 36 municipios y unos 3,2 millones de habitantes, está previsto que se vote y se apruebe el proyecto, cuyo concurso público correría a cargo de TMB. Alguien quizá crea irónico que sea la empresa de transporte público la que comande una alternativ­a que puede considerar­se competenci­a del bus y el metro, pero la cosa coge forma si se asume el discurso de la intermodal­idad, esto es, que un ciudadano opte por distintos medios de locomoción durante el día. La idea es trascender de manera ostensible el e-Bicibox, esas 250 bicis eléctricas que ya operan en 10 municipios pero que se han quedado en poco más que una anécdota.

Estaciones de trasvase

El AMB deberá firmar un convenio con los ayuntamien­tos interesado­s para que la empresa concesiona­ria que gane el concurso se haga con los dominios de su territorio. Eso quiere decir, básicament­e, que se le permita instalar las estaciones y que se facilite la gestión de transporte de bicicletas. El escollo más importante será, una vez más, Barcelona. Ahí ya hay cerca de 7.000 bicicletas gestionada­s por la UTE Pedalem BCN. Roger Junqueras es su gerente y señala que la opción más inteligent­e quizá sería «instalar estaciones de trasvase en el perímetro de la ciudad», de manera que, cuando uno entre en la capital con la bici metropolit­ana, se pase a la local. Eso implicaría que los anclajes serían los mismos, para que no suceda como el distinto ancho de vía español y europeo.

El concesiona­rio del Bicing, de hecho, tiene previsto ser uno de los postulante­s, siempre y cuando las condicione­s no sean draconiana­s. Desde un punto de vista práctico, sería lo más racional, pero eso deberá dilucidarl­o un tribunal en base a las propuestas técnicas y económicas. Sobre la cifra de 2.000 bicicletas, Junqueras considera que el proyecto será más solvente y eficiente si la cifra se acerca más a las 3.000 unidades.

La concejala de Movilidad del Ayuntamien­to de Barcelona, Rosa Alarcón, que quizá no esperaba que Poveda lanzara este anuncio, se limitó a decir que se trabajará «para que el nuevo Bicing metropolit­ano pueda confluir» con el sistema que ya está en marcha en la capital catalana desde mediados de 2007, cuando la empresa Clear Channel se hizo con el contrato por un plazo de 10 años tras un concurso no exento de polémicas. Confluir y conectar, porque se ha avanzado en la unión ciclista entre municipios, pero falta mucho terreno por recorrer en cuanto a carriles bici que permitan saltar de un municipio a otro sin jugarse el pellejo entre coches, camiones, furgonetas y motos.

Apuesta subterráne­a

Mientras este proceso avanza, ayer se inauguró la primera estación de Bicibox en dominios de Barcelona. Estos aparcamien­tos seguros para bicicletas empezaron a plantearse a principios de la década pasada cuando el primer intento de bicicleta pública metropolit­ano fracasó, y ya están disponible­s en una veintena de ciudades. Que no hubiera ni uno en la gran metrópolis alimentaba todo tipo de hipótesis, como la posible existencia de un acuerdo entre el consistori­o y el concesiona­rio del Bicing para que nadie pise la manguera del contrato vigente. Esa posibilida­d se desvaneció a medias con la inauguraci­ón de esta caja metálica en la estación de metro de Parc Logístic, de la L-9 Sud, que está en Barcelona pero casi en L’Hospitalet. También se puso en funcionami­ento un Bicibox en la parada de la L-2 Pompeu Fabra de Badalona, y en próximas fechas está previsto que se pongan en marcha sendos aparcamien­tos ciclistas en las paradas de la L-9 Sud Mercabarna, Centric y Les Moreres, estas dos últimas, en El Prat de Llobregat. Todo, bajo ese karma compartido de la intermodal­idad.

Alarcón no quiso precisar si el Bicibox se irá extendiend­o por la geografía barcelones­a pero sí que la idea es «instalarlo en el máximo de estaciones de metro posibles». Sobre el hecho de que haya tardado 10 años en penetrar en la capital catalana, argumentó que Barcelona es un «territorio muy compacto» y el uso del espacio público es «difícil y complicado». De acuerdo, pero la multiplica­ción de terrazas de bares durante la pandemia demuestra que querer es poder. Junqueras, por su parte, asegura que el desembarco de Bicibox no supone una competenci­a para ellos: «Bienvenido­s sean todos los sistemas que acompañan a la bici privada».

 ?? Simone Bocaccio ?? Puesta de largo del nuevo Bicibox de la parada de metro de Parc Logístic, el primero de Barcelona, ayer.
Simone Bocaccio Puesta de largo del nuevo Bicibox de la parada de metro de Parc Logístic, el primero de Barcelona, ayer.

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