Casado se deja el guion y extrema el tono
Con la vista puesta en las elecciones de Madrid del próximo 4 de mayo, el presidente del PP abandonó el rol de hombre de Estado para vestirse de nuevo de implacable y duro líder de la oposición.
Los colaboradores de Pablo Casado saben que si sube a la tribuna del Congreso sin papeles su tono será elevado y el riesgo de que acabe descarrilando crece. Por eso, cuando el líder del PP ha querido adoptar el rol de hombre de Estado o mandar mensajes claros y meditados, como cuando quiso escenificar su divorcio de Vox, ha llevado el discurso escrito y lo ha leído casi de principio a fin. Ayer, en el debate sobre el estado de alarma y los fondos europeos, Casado eligió hablar al hemiciclo sin el guion impreso. Todo estaba en su cabeza, listo para ser dicho.
Casado dejó frases de las que le gustan, buscando titulares. Su tono durante los 18 minutos que duró su discurso fue bronco, similar al que empleó en 2019, un tono al que vuelve cuando le interesa y que, en esta coyuntura, ha recordado a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid. Las elecciones autonómicas son el 4 de mayo y la candidata del PP las ganará con holgura, según señalan todas las encuestas.
El líder del PP acusó al presidente del Gobierno de ser «gafe» con las vacunas, gobernar con «chulería» y «como Napoléon», con reales decretos. Casado recordó que justo después de anunciar el calendario de vacunación, el martes, se puso en duda la vacuna de AstraZeneca por los trombos y, pocos días después, se ha sabido que la de Janssen, cuya llegada Sánchez marcó para «antes de junio», también está bajo lupa por ese mismo motivo.
«Ley de pandemias»
Para dar tranquilidad a la ciudadanía, el jefe de la oposición emplazó a Sánchez a vacunarse juntos y volvió a reclamar al Ejecutivo una «ley de pandemias», para que no sea necesario volver a recurrir al estado de alarma, que decaerá el próximo 9 de mayo.
Además, el jefe de la oposición negó que Sánchez haya buscado el «diálogo» con las administraciones territoriales para diseñar el Plan de Recuperación que este mes el Ejecutivo mandará a Bruselas
y que marcará la recepción de los fondos europeos. «Pero usted, ¿quién se cree que es? ¿Dónde se cree que está?», le soltó al presidente, a quien le afeó su «comparecencia ómnibus».
A las críticas se sumó el líder de Vox, Santiago Abascal, que culpó a Sánchez de «provocar miles de muertos con su inacción» y de «arrasar» el Estado de derecho con un «uso torticero» de las instituciones. También atacó al PP, cuya «complicidad», apuntó, permitió aprobar las primeras prórrogas del estado de alarma. Respecto al actual, aprobado en octubre, el PP se abstuvo. La ultraderecha, en cambio, votó en contra. «Ante el consenso liberticida, solo queda Vox», dijo Abascal.
«Cuando se sube uno a esta tribuna, no se viene a gritar, señor Casado. Tampoco se viene a insultar, señor Abascal», les respondió Sánchez en su turno de réplica. El presidente estuvo especialmente duro con el líder del PP: poniendo el foco en sus constantes cambios de criterio y acusándole de ser «patriota solo de sí mismo».
Con la campaña electoral madrileña a punto de empezar, Sánchez puso en duda la estrategia de vacunación de Ayuso. Imputó el elevado rechazo en la Comunidad de Madrid a la vacuna de AstraZeneca al discurso de los responsables políticos de esta autonomía. Y ante el anuncio de Ayuso de que se planteaba comprar por su cuenta la vacuna rusa Sputnik, estableció un paralelismo con el ‘procés’. «Dentro de poco alguna autonomía va a declarar unilateralmente la independencia de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Y no me refiero a Catalunya», dijo con una sonrisa.
El líder de la oposición acusa a Sánchez de gobernar «con chulería» y «como Napoleón»