Una estrella que acaba siendo la ficha más débil
Seguramente había ideado ya cómo celebraría un gol en el clásico, él, que se prepara cada festejo sin dar rienda a la espontaneidad del momento. Y con más motivo esta vez tras el nacimiento de su tercer hijo, Alba, una niña, el pasado día 8, igual que su hermana Mía y su hermano Marco en años anteriores, quienes tuvieron dedicatoria nada más nacer. A la primera.
A Griezmann se le pasó la oportunidad; en realidad, se le acortó. A 45 minutos, lo que le concedió Koeman con el 2-0 en el marcador. Quién lo diría pero el fichaje más caro del club, en sana competencia con Dembélé y Coutinho, según la acumulación de variables en sus respectivas operaciones, era la pieza más débil del Barça cuando el técnico ideó el
once titular que alinearía a Valdebebas. Griezmann fue la última ficha del dominó, la que cayó del
once titular en la cadena de movimientos que supuso la entrada de Ronald Araujo.
El marcador, sobre todo, precipitó la incorporación de Griezmann al juego, además de la recomposición táctica para que el Barça pudiera cerrar la hemorragia de los contrataques. Llamó Koeman a Griezmann por ser lo más parecido que tiene a un extremo izquierdo, ya que Dembélé sería desplazado a la derecha.
Ante el Madrid de los cinco defensas de Zidane, tan ultradefensivo como pudo serlo el de José Mourinho en su día, Griezmann se encontró rodeado por Odriozola, Valverde, Casemiro y Modric. Casi ni pudo pisar el área blanca, condenado a ejercer una labor de acompañamiento, nunca de finalizador, que es lo que se esperaría de él. Lo más cerca que estuvo de rematar fue cuando dejó pasar el balón que acabó aprovechando Mingueza. Empieza la semana de la final de Copa y le toca contraer méritos para ganarse el puesto.