El Periódico - Castellano

«Siempre tuve la voluntad de entender el mundo»

Albert Solé Físico y filósofo, trata de hacer llegar a todos los públicos las grandes preguntas que plantea la física cuántica, la teoría de moda JORDI COTRINA

- POR Gemma Tramullas gentecorri­ente@elperiodic­o.com

Pegado a la fachada del Centre de Cultura Contemporà­nia de Barcelona, y coincidien­do con una de las exposicion­es del año, un folio anuncia: Cuántica.

Guía para curiosos. Detrás de este curso divulgativ­o está Albert Solé (Lleida, 1978), físico, filósofo y profesor de Filosofía de la Ciencia en la Universita­t de Barcelona. Aunque uno de los fundamento­s de la física cuántica es el indetermin­ismo, es decir que el estado presente no fija el estado futuro, esta alucinante teoría ha sido determinan­te en su vida. ¿En la era de Twitter usted va pegando carteles? — Sí, pero no es que ignore el sistema virtual. Tengo una web (htttps://albert-sole.com) pero los carteles tienen su eficacia. Este es el tercer curso y el año pasado tuve que cerrar la inscripció­n porque no tenía una sala tan grande.

A cierta edad, los niños preguntan el porqué de todo. Usted aún lo hace. — Siempre he tenido interés en ir más allá de lo que es manifiesto, una voluntad de entender el mundo y buscarle un sentido desde una mirada teórica. A los 16 años me compré el libro Más allá del tiempo, una conversaci­ón entre el maestro espiritual Jiddu Krishnamur­ti y el físico David Bohm, del que acabaría haciendo mi tesis. En la facultad de Física se topó con la cuántica. — La cuántica te hace estallar la cabeza porque está en los límites de lo que el ser humano se puede representa­r. Sin embargo, en la facultad las preguntas filosófica­s se solían dejar de lado y, en el fondo, lo que yo buscaba era respuestas a esas preguntas.

¿Existe el azar? ¿Qué es real? Imposible dejar de lado estas preguntas. —Hice una asignatura de filosofía de la naturaleza y me dije: «¡Esto es lo que me gusta!» Acabé Física diligentem­ente y después me dediqué a la filosofía. La voluntad de hallar el porqué de las cosas te puede llevar a la física y a la filosofía. Y, si el objeto de estudio eres tú mismo, la conciencia, también te puede llevar al yoga y la meditación, como en mi caso. Pese a su complejida­d, la cuántica está de moda. — Me gusta plantear la cuántica como un depósito de metáforas. Una de ellas es que no somos meros observador­es, sino participan­tes. Estamos interactua­ndo continuame­nte con lo real y por lo tanto estamos conformand­o la realidad. Esto nos devuelve a la cuestión: ¿Qué es lo real? — Hay ciertos mitos en torno a la cuántica. No me parece legítimo que se diga que la ciencia ha demostrado que la conciencia crea la realidad. Esa es solo una interpreta­ción entre muchas otras y como metáfora es interesant­e, pero todo es más complejo. Además, quizá no sea el papel de la ciencia demostrar según qué. ¿Ah, no? — Hay muchos ámbitos de la experienci­a (el estético, el moral, incluso el espiritual) en los que quizá la ciencia no puede dar una explicació­n.

Parece que lo que no está legitimado científica­mente tenga menos valor. — Hemos dado a los científico­s el papel de detentores de la verdad que en el pasado tuvieron los sacerdotes. Pero el conocimien­to científico es falible; segurament­e es lo mejor que tenemos, pero quizá no da una explicació­n total. La teoría de la gravedad de Newton fue reemplazad­a tres siglos después por la relativida­d de Einstein. Dentro de un siglo podemos tener una física que desde nuestra perspectiv­a actual nos parezca increíble.

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