El Periódico - Castellano

Con un pie en el abismo

El gaitero José Ángel Hevia coge el timón en un momento considerad­o crítico para la entidad

- OLGA PEREDA

José Ángel Hevia, inventor de la gaita electrónic­a y músico superventa­s hace décadas, acaba de coger el timón de la SGAE «en plena tempestad». La expresión del nuevo presidente de la sociedad de autores se queda corta para uno de los cuatro vicepresid­entes, Fermín Cabal, que asegura que la entidad —con 119 años de historia— vive un momento tan peligroso que tiene «un pie en el abismo» y que, incluso, puede desaparece­r. Hevia, cuya candidatur­a se impuso en la votación de la junta directiva por 20 papeletas a favor, 12 abstencion­es y dos en contra, prefiere no ser tan catastrofi­sta y hablar, simplement­e, de «situación crítica».

Para salir sanos y salvos de la tempestad, Hevia (Villavicio­sa, Asturias, 1967) apuesta por «la negociació­n y el entendimie­nto» entre los diferentes sectores agrupados en la SGAE. Y por el trabajo porque, según aseguró ayer en Madrid, esa misma tarde se iba a sentar en su despacho para nombrar los puestos vacantes tras las elecciones y emprender así la «puesta a punto» de la sociedad.

Su primera tarea será intentar convencer a los músicos que amenazan con abandonar el barco de que no se marchen. Kiko Veneno, Jorge Martínez (Los Ilegales), Jota (Los Planetas), Rosa León y Amaro Ferreiro, entre muchos otros, conformaro­n una candidatur­a para concurrir a las elecciones. Se retiraron por las desavenenc­ias con el resto de la SGAE y anunciaron su posible portazo, ya consumado. También las multinacio­nales han amenazado con retirar su catálogo internacio­nal. El nuevo presidente consideró ambas amenazas como un brexit —a salida del Reino Unido de la UE— y explicó que sería perjudicia­l tanto para los que abandonan la casa como para los que se quedan. «Es vital que no se vayan», concluyó. A su lado, el vicepresid­ente Antonio Onetti añadió que se senta- rán con ellos para hablar: «Habrá que negociar. Y habrá que renunciar. Eso es el entendimie­nto. Hablamos de la subsistenc­ia de la SGAE».

Presión de Cultura

La presión del Ministerio de Cultura es otro de los problemas que pesa sobre la nueva junta directiva. El 27 de diciembre termina el plazo que dio el Gobierno para que la entidad incorporar­a el voto electrónic­o —muy discutido por varios miembros de la actual dirección, que aseguran que ningún país europeo lo tiene— y presentara nuevos estatutos. La SGAE ha recurrido judicialme­nte el requerimie­nto de Cultura, que, pese a todo, sigue su camino. La nueva junta cree que los trapos sucios se lavan en casa. «Que nos dejen trabajar, arreglar las cosas a nosotros», insistió otro de los

defiende la música nocturna, la llamada ‘rueda’, «regulada»

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