El Periódico - Castellano - Dominical
La joya transgresora
En oro rosa, blanco o amarillo, el collar Juste un Clou de Cartier muestra sus líneas minimalistas y ese emblemático remache que recuerda a un clavo
Convertir un clavo en joya. ¿Sencillo? Más bien rebelde, atrevido, audaz. Esto es la que llevó a cabo Cartier, allá en 1971, en Nueva York. Por entonces Aldo Cipullo era el diseñador de la Maison en EEUU, y se le ocurrió mudar un simple clavo, un objeto banal, en pieza de delicada orfebrería y, al mismo tiempo, sencilla, pura en sus líneas, precisa en sus proporciones: nació la pulsera Nail. Eran tiempos en que el pop art, el minimalismo y las corrientes industriales germinaban en una Gran Manzana que bullía de transgresión, de burbujeante creatividad. Y en ese chispeante cosmos apareció una joya que era un clavo, o un clavo que semejaba una joya… e impactó, con ese sutil equilibrio en sus formas y volúmenes, con esa piel despejada de recargados ornatos y brillos y ese clavo de cabeza plana engastada de diamantes, o sin ellos, en toda su musculosa desnudez.
Un salto al cuello
El espíritu rebelde, provocador y unisex de la pulsera Nail se relanzó en 2012, se bautizó como Juste un Clou y, un año más tarde, desplegó su estética hacia anillos, pendientes… Y collares. Aquí lo tenemos, fluyendo con sus depuradas líneas por el cuello, bien a modo de delicada y frágil cadena coronada por un círculo rematado por un remache en forma de clavo o como una gargantilla que perfila su cierre de tachuela visible que le confiere un aspecto, sí, punk de alta joyería. Juste un Clou es un collar tierno y arriesgado, frágil y vigoroso, y en esos exquisitos equilibrios danza su virtud. La silueta inspirada en un clavo que adorna el cuello se expresa en multitud de variantes, extensiones, largos de la cadena y materiales, hasta en 25 modelos distintos, pero en todos ellos refulgen el oro amarillo, blanco o rosado y lucen diamantes de talla brillante (14, 15, 36…) o sin ellos, más desnudo y acorde a esa visión minimalista de sus orígenes.