«Puedo entender a los narcotraficantes, pero no los justifico»
Protagonista, junto a Clara Lago, de la serie ‘Clanes’ que Netflix estrenó ayer, el actor (Santiago, 1986) se ha convertido en una referencia en la estirpe de intérpretes gallegos que triunfan en el audiovisual español. Premio Goya por ‘Mar adentro’, tamb
— Aunque en la serie Fariña interpretó al lugarteniente de Sito Miñanco, en Clanes, vuelve al negocio encarnando el papel de protagonista, el de Daniel Padín, heredero del veterano capo de un clan gallego. ¿De qué manera se ha preparado para construir este personaje? — Me encanta el proceso de preparación, de documentación y de búsqueda de todo lo que pueda encontrar acerca de los personajes que interpreto. Es una de las partes que más disfruto, sobre todo cuando el personaje me atrae. Daniel es un narcotraficante, como lo era el Roque de Fariña, pero ambos son muy distintos. Quise preparármelo muy bien y, para ello, hablé con personas que se dedicaron al negocio, con arrepentidos, con gente que me dijo que lo había dejado pero a mí me consta que sigue... y también con policías, guardias civiles, abogados y jueces que participaron en operaciones contra el narcotráfico y a los que acabé admirando profundamente porque ponen sus vidas en riesgo cada día.
— Le contaron muchas historias...
— Muchísimas, y el reto es que la ficción sea creíble, en el sentido de que aquí también se cumple eso de que la realidad supera a la ficción. Pero la serie ha intentado ser muy fiel a la hora de contar cómo funcionan los clanes y también qué tipo de personas y emociones hay.
— ¿Se puede citar alguna de estas personas con las que ha hablado?
— Es secreto profesional. Lo que sí tengo que decir es que todas han sido muy generosas al abrirse contándome sus experiencias y sus emociones. Y eso, como actor, es una experiencia muy buena, no solo profesionalmente, sino de vida.
— Me consta que tiene usted una gran devoción por la trilogía de El Daniel Padín que interpreta ¿se parece al Michel Corleone que encarnó Al Pacino?
El padrino.
— El padrino es una referencia para todos y siempre está ahí cuando se tocan estos géneros. Michael Corleone y Daniel tienen, obviamente, puntos en común, pero el marco es distinto. Daniel es un hombre que hereda un negocio y lo hereda porque así se le encomienda, sin embargo en El padrino el planteamiento es que hay un capo (Vito Corleone) que no quiere que su hijo se dedique a eso. Daniel es una especie de príncipe que a medida que avanza la historia se pregunta si le merece la pena llevar una vida así, porque aunque no lo parezca al principio, él tiene un buen corazón, pero eso mejor que lo descubra el espectador y saque sus propias conclusiones.
— Me temo que ha empatizado con Daniel, pero el personaje tiene también un lado oscuro.
— La suerte que tenemos los actores y actrices es la de poder experimentar, aunque sea de una forma imaginativa, con situaciones y personajes en los que hay mucha oscuridad. Confieso que he llegado a empatizar con él, pero en el sentido de que me resultaba de todo punto fundamental entenderlo, tanto a él como a las personas que se mueven en ese ambiente, y he aprendido que lo único que te diferencia de alguien así es haber nacido en la familia que has nacido o tener ciertas experiencias, no tanto buscadas como encontradas. A mí no me ha ocurrido esto, pero soy de los que piensan que la ficción sirve, entre otras cosas, para que se reflexione acerca del porqué se toman ciertas decisiones en la vida.
— Usted, como gallego, conoce el problema que hubo (y aún hay) en Galicia con el narcotráfico y, concretamente, con la heroína, que se llevó por delante a casi una generación de jóvenes. ¿Cuál es su visión de los narcos? — ¡Uf! Es un tema muy complejo. A mí, en primer lugar, lo que me viene es una sensación de absoluta pena y frustración por lo que le pasó a esa generación que fue víctima de que Galicia se convirtiese en la puerta de entrada de muchas de esas sustancias de las que no se tenía noticia de las consecuencias de su consumo. Por lo tanto yo, como persona, jamás voy a justificar que alguien se dedique a un negocio como éste, pero eso no me impide, y además a mí me interesa como actor, saber qué mueve a esas personas, porque sé que me va a ayudar a hacer mejor mi trabajo. De hecho, yo me he encontrado con ex narcos que me confesaron que ellos no querían causar el daño que causaron, que se arrepienten... En fin, para resaltar la luz, hay que conocer la oscuridad. En Clanes no hay una romantización del narcotráfico ni de los narcos, ni un posicionamiento apologista, sino que lo que se propone es un viaje muy complejo.
— Si a usted le hubiese fallecido un hermano o un amigo a consecuencia del consumo, ¿podría ser amigo de Daniel Padín?
— No me gustaría jamás en la vida verme en una tesitura así, sería un dilema muy grande para mí.
— Pero puede imaginarla.
— Sí, claro. Pues, mira, de primeras no me imagino compartiendo mucha vida con Daniel Padín, aunque confieso que el personaje tiene unos valores que yo puedo comprender. De hecho, en él se produce un cambio que... hasta aquí puedo contar.
— Uno de los ejes de la trama es la historia de amor que surge entre Daniel y Ana (Clara Lago). ¿Quizá hacer creíble este romance ha sido un reto mayor que contar las de los narcos?
aventuras
— En todos los oficios surgen relaciones extrañas, incluso entre periodistas, ¿no? (ríe). Y es verdad, el gran reto, en estas ocasiones, es hacer verosímil historias como esta, por eso en Clanes, el director y los productores se han preocupado mucho de que eso que llaman hacer verdad, es decir, que todo huela y suene a auténtico, a verdadero.
— Teme que en las críticas pesen las comparaciones con
Fariña?
— Si surgen esas comparaciones, es que vendrán preconcebidas. Las comparaciones igual serán inevitables, pero yo, desde que leí este guión, confirmé que el tono, el estilo y la trama son muy distintos.
— Uno de los puntos en común es la proliferación de actores y actrices gallegos.
«Si surgen comparaciones con ‘Fariña’ vendrán preconcebidas ya que son muy distintas»
— En Galicia, ahora mismo, hay una estirpe de actores y actrices impresionantes. Creo que el único país comparable a lo que ocurre en Galicia es Irlanda, con el que tenemos muchas similitudes.