Ha alcanzado sus límites», asegura su ministro de Defensa
«El sistema militar que tenemos en Letonia
Esta misma semana, Letonia ha movido ficha para recuperar el servicio militar obligatorio que abolió hace tres lustros al integrarse en la OTAN. La moción ya ha sido aprobada por su Gobierno y solo falta que sea ratificada por el Parlamento. Salvo las exenciones habituales para determinados perfiles, el reclutamiento será obligatorio para todos los varones entre 18 y 27 años, y voluntario para las mujeres a partir de 2028. Una leva con la que el pequeño país báltico, fronterizo con Rusia y muy vulnerable a su interferencia por el elevado porcentaje de población de origen ruso que habita en su seno, pretende incrementar la preparación militar de su población.
«El sistema militar que tenemos en Letonia ha alcanzado sus límites», dijo el pasado martes su ministro de Defensa, Artis Pabriks, quien también anunció un plan para construir una segunda base militar en el país. «Y al mismo tiempo no tenemos ninguna razón para pensar que Rusia cambiará su comportamiento». Actualmente el país cuenta solo con 7.500 militares en activo, apoyados por otros 1.500 de la OTAN. El objetivo es que es cifra crezca hasta los 50.000. «Nadie se hace ilusiones pensando que un país como Letonia podría mantener alejado por sí mismo a Rusia, por eso es miembro de la OTAN», afirma Elisabeth Braw, analista militar del American Enterprise Institute. «Lo que sí puede, es hacérselo mucho más difícil al invasor para que no pueda alcanzar sus objetivos».
Riga sigue la estela de Lituania, que en 2015 recuperó parcialmente el servicio militar, poco después de que Moscú mutilara por primera vez la integridad territorial ucraniana. Su sistema es diferente. Establece una cuota anual de reclutas que se cubre con voluntarios y jóvenes elegidos por sorteo. Esa cuota se aumentó en junio y el plan de su Gobierno es transitar hacia un modelo de conscripción universal, otra muestra de la ansiedad que ha generado en el Báltico la agresión rusa. En otro tramo de su orilla, Polonia acaba de crear un cuerpo militar de voluntarios pagados, una de las medidas con las que pretende doblar el tamaño de su ejército.
La mili también se expandió en 2017 en Noruega, otro de los países fronterizos con Rusia, que se convirtió en el primer país europeo y de la OTAN en hacer obligatorio el servicio militar para las mujeres. Su sistema es selectivo y basado en cuotas, lo que le permite escoger a los jóvenes más motivados y cualificados.
Dos años después Suecia reintrodujo el reclutamiento, similar al noruego y obligado por su incapacidad para reclutar a suficientes militares profesionales desde que acabara con la leva en 2010. «El modelo noruego es de los que mejor funcionan. Ya no hace falta reclutar a todo el mundo ni tener masivos cuerpos de infantería porque la forma de hacer la guerra ha cambiado», dice Braw.
De hecho, Países Bajos anunció en abril que estudiará el modelo escandinavo de reclutamiento por cuotas ante las serias dificultades que enfrenta para atraer militares profesionales. No en vano tiene cerca de 9.000 plazas actualmente vacías, según sus medios, cerca de una cuarta parte del organigrama de sus fuerzas armadas. Y el debate ha llegado también a Alemania, que al igual que España, Italia o Francia abolió el servicio militar obligatorio tras el final de la Guerra Fría. Una mili que solo se ha mantenido en siete países europeos: Dinamarca, Estonia, Finlandia, Chipre, Grecia, Austria y Suiza.
Carsten Linnemann, uno de los líderes de la conservadora CDU, ahora en la oposición, afirmó en abril que la reinstauración del servicio «haría mucho bien» a la sociedad, mientras que desde el gobernante SPD algunos de sus diputados han pedido que se abra un debate de forma urgente al respecto. cinco puntos porcentuales. Actualmente, el IPC se sitúa en el 10,1% y se espera que continúe subiendo en los próximos meses hasta el 13%.
Truss también anunció el fin de una moratoria sobre la polémica técnica de la fractura hidráulica (fracking) para la extracción de gas y petróleo en el subsuelo y la revisión de los objetivos sobre el cambio climático que se había marcado el Reino Unido. «Este es el momento de ser valientes. Afrontamos una crisis de energía global y no existen opciones que no tengan un coste», afirmó Truss.
No se ha facilitado el monto total de paquete que podría desvelar el ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, a final de este mes, pero se calcula que ascenderá al menos a 100.000 millones de libras (116.000 millones de euros), aunque la BBC hablaba de 50.000 millones más. «Circunstancias extraordinarias requieren medidas extraordinarias», señaló Truss negándose a dar una cifra del coste total. A pesar de ello existe el temor de que lo previsto sea insuficiente y no habrá más ayudas a millones de hogares en precario y al borde de la pobreza.