Las mutaciones del virus ponen en duda el grado de inmunización
Es posible que los que lo han padecido puedan volver a infectarse
Cuanto mayor es la expansión del virus, mayor es la probabilidad de que el patógeno mute. Al fin y al cabo, tal y como dictan las leyes de la selección natural, sobrevive el organismo que mejor se adapta. En apenas un año de recorrido, el coronavirus SARS-CoV-2 ha dado al menos 100 millones de saltos en todo el mundo; tantos como el número de infectados (detectados) que ha dejado hasta la fecha. Así que hoy por hoy el surgimiento de nuevas variante del patógeno preocupa tanto o más que la propia expansión de la pandemia.
La teoría es clara. Si el virus sigue mutando, las armas naturales del cuerpo para hacer frente a una infección (como los anticuerpos) dejarán de ser útiles. En la práctica, según resume un reciente análisis publicado en la revista Science, es posible que las personas que ya han tenido covid-19 acaben siendo más susceptibles a una reinfección. Y puede que en algún momento las actuales vacunas pierdan parte de su eficacia.
LA INCÓGNITA DEL ‘ERIK’ / El último análisis del comité de expertos en salud pública de Reino Unido traslada estos temores a la realidad epidemiológica actual. El análisis genético de la mal llamada variante británica (B.1.1.7) ha detectado una de las mutaciones que más inquietud han causado hasta la fecha, la E484K, también conocida coloquialmente como Erik por su similitud gráfica. Algunos estudios preliminares sugieren que esta mutación, situada en la proteína que permite al virus infectar a las células, reduce hasta 10 veces la efectividad del plasma sanguíneo usado para tratar a pacientes. Esto, en la práctica, apuntaría a que el virus está cambiando las cartas sobre la mesa y que la actual baraja de anticuerpos ya no sabe cómo responder a la jugada.
La gran pregunta vuelve a ser la misma. ¿Afectarán estas mutaciones a la efectividad de las vacunas? Los últimos ensayos clínicos publicados por Janssen y Novavax muestran que, por ejemplo, la eficacia de sus inmunizaciones disminuye donde predominan las variantes emergentes; ya sea británi
ca, brasileña o sudafricana.
«El mundo va a necesitar más vacunas para las nuevas variantes», afirmó ayer Ursula von der Leyer, presidenta de la Comisión Europea. «Como doctora, lo que me preocupa ahora son las variantes porque sé que los virus mutan. Por eso creo que hay que prepararse para escenarios que esperemos no lleguen», añadió la política en una entrevista concedida a El País y Le Monde. Sobre esta cuestión, los fabricantes de vacunas aseguran que ya están preparándose.
El 12 de enero la OMS reunió a cientos de investigadores para estudiar qué estrategia había que adoptar ante la «oleada de nuevas mutaciones». La primera respuesta fue clara. Hay que aumentar el esfuerzo global en la secuenciación del virus y redoblar esfuerzos en investigación. En conclusión, hay que estar atentos.