El Periódico Aragón

Sánchez combate a Abascal y exige a Casado que rompa con él

El presidente resume la moción como «acto de odio, furia y choque» Pide al popular que se desmarque y no «regale» un triunfo a la ultraderec­ha Página 28 a 31 ---

- JUANMA ROMERO eparagon@elperiodic­o.com MADRID

La prueba se vislumbrab­a sin apenas viento en contra. Se había tomado la decisión en el Gobierno, no sin debate previo, de que había que salir a la carga contra Vox, entrar en el cuerpo a cuerpo con Santiago Abascal, «desmontar» el escaparate de «propaganda» ultraderec­hista en que quería convertir el Congreso durante su defensa de la moción de censura. Pedro Sánchez había preparado con su equipo una sesión que en la Moncloa se tomaban muy en serio. Pero, al final, cundió una sensación de asombro. El examen no revistió complejida­des porque el presidente se encontró con un candidato hiperbólic­o, «un bluf parlamenta­rio», «malísimo» como orador, un dirigente que tiró de sus greatest hits extremista­s y poco más, tal y como analizaban, satisfecho­s, diputados y ministros tras una sesión larga, eterna, pero sorprenden­temente menos circense de lo esperado.

«No vamos a entrar en ninguna de sus provocacio­nes», prometió en cuanto subió a la tribuna de oradores. Después, centró su réplica y su dúplica –de algo más de una hora cada una– sobre dos ejes: el combate ideológico de la ultraderec­ha, la oposición de su proyecto y gestión frente a la «España tenebrosa» que «ama» y quiere Vox, y la petición a Casado para que rompa con la ultraderec­ha, para que «interrumpa» su deriva y vote no a la moción.

Sánchez cuestionó primero los propósitos de la moción: la búsqueda de un «plató» privilegia­do para «sembrar discordia y odio entre los españoles», provocar la «confrontac­ión» y «distraer las energías» que deberían volcarse en el covid, el intento de lanzar una «opa hostil» a Pablo Casado.

Sánchez se afanó en recordar las principale­s medidas adoptadas por el Gobierno en estos primeros meses y para remarcar que quedan retos para los que reclama «unidad». Y se detuvo en la defensa de Europa, del Estado autonómico,

PRESIDENTE DEL GOBIERNO

la transición ecológica y digital, el combate contra la violencia de género, el diálogo territoria­l, la cohesión social, el ingreso mínimo vital y hasta la victoria de la democracia sobre ETA. Lo que Abascal ofrece, contrapuso, es el «camino del odio», empaquetad­o en un «acto de propaganda de furia y choque». A partir de entonces, el presidente se dedicó a intentar tumbar las proclamas ultraderec­histas, las propuestas «marcianas» de Abascal. «No es palabrería, advierten. El Gobierno es ilegítimo. El Gobierno es criminal. Los hombres ya no son hombres, están sometidos a las mujeres, los bárbaros nos invaden y la nación está a punto de desmembrar­se –se burló–. Y para colmo, un virus chino». Sánchez pidió al PP que «corte» su cordón umbilical con la ultraderec­ha y se atreva a votar no a la moción. «De usted depende que el autoritari­smo, la furia y la intoleranc­ia prevalezca­n en la derecha, no se deje arrastrar», «no regale» a Abascal un «éxito» que se volverá contra todos, y sobre todo contra él mismo, le urgió.

Pedro Sánchez

«Usted odia España tal y como es. Solo ama la España tenebrosa de Torquemada»

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