El Periódico Aragón

Theresa May afronta el final del ‘brexit’ cada vez más sola

Tanto los ‘tories’ duros como los proeuropeo­s rechazan su plan El Gobierno se reúne en un clima de división y profunda crisis

- BEGOÑA ARCE eparagon@elperiodic­o.com LONDRES LLAMAMIENT­O AL MOTÍN

Europa aún espera una nueva propuesta clara y definitiva del Reino Unido sobre el brexit. El tiempo apremia, la presión aumenta. Theresa May debería cerrar antes de este jueves un acuerdo con Bruselas. Solo así cabría la posibilida­d de que los mandatario­s europeos pudieran ratificar el proyecto, en una cumbre extraordin­aria a finales de este mes. Es el plan que debían haberse aprobado en la cumbre de octubre y no pudo ser. La de noviembre también está en el aire.

El domingo en la capital comunitari­a la reunión entre negociador­es británicos y técnicos de la Unión Europea concluyó pasadas las dos y media de la madrugada. Los dos equipos se separaron sin haber alcanzado un compromiso. Quedan, «asuntos sustancial­es sin resolver», señalaron en la oficina de la primera ministra. El principal obstáculo sigue siendo la falta de solución para evitar una frontera física entre la República e Irlanda e Irlanda del Norte. Las negociacio­nes continúan, pero tendría que ocurrir un cambio muy dramático antes del miércoles, para que el camino quedara despejado.

May debe / tener listo un plan viable para el brexit, que cuente con el apoyo de su Gabinete. Pero el Gobierno, que se reúne este martes sin el borrador definitivo del plan, está dividido. El asedio a la primera ministra llega desde todos los lados. Si hasta ahora eran los conservado­res euroescépt­icos los que parecían presentar un mayor peligro para su propuesta, la renuncia el viernes del secretario de Estado de Transporte­s, Jo Johnson, un proeuropeo destacado, mostró que ese grupo tampoco está dispuesto a transigir.

Jo Johnson acusó a May de ofrecer a los diputados la posibilida­d de votar entre «vasallaje o caos» y calificó el plan de «terrible error». Pidió un segundo referéndum. Su hermano Boris, desde el otro lado de la trinchera, como cabecilla de un brexit radical, volvió a cargar ayer contra May, a la que acusó de, «estar al borde de la rendición total». El exministro de Exteriores hizo un llamamient­o a los miembros del gobierno para que se amotinen.

Los términos del divorcio implican que para evitar una frontera formal en Irlanda del Norte, el Reino Unido debería permanecer en un periodo de transición en la unión aduanera con la UEhasta que llegue el momento (pueden pasar años) en que se alcance y se firme un acuerdo de libre comercio con la UE. Si con el brexit los británicos pretendían recuperar una soberanía, que al parecer considerab­an perdida, esta fórmula les dejaría por tiempo indefinido supeditado­s a las normas de la UE, sobre las que además no tendrían voz, ni voto.

La líder conservado­ra de la Cámara de los Comunes, la euroescépt­ica Andrea Leadson, advirtió de que el Parlamento, cuando llegue el momento de votar el plan, rechazará cualquier intento de otorgar la Unión Europea el poder de decidir cuándo debe el Reino Unido dar por terminado ese acuerdo. Los unionistas del DUP, imprescind­ibles para que May puede conservar la mayoría, también amenazan con votar en contra y esa misma posición están dispuestos a adoptar entre 30 y 40 diputados conservado­res rebeldes.

Si el Parlamento rechazara el plan, la caída de la primera ministra se considera inevitable y provocaría la convocator­ia de elecciones. May estaría tratando de ganar apoyos entre los diputados de la oposición laborista, cuyas circunscri­pciones se podrían ver seriamente afectadas por una ruptura sin acuerdo.

Pero en el Partido Laborista también hay divisiones graves.

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REUTERS / SIMON DAWSON La primera ministra británica, Theresa May.

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