En San Mamés ya no llueve tanto
El Athletic supera al Betis, sigue invicto con Garitano y se aleja de la zona baja
Aunque diluvia sobre la Catedral, en San Mamés ya no llueve tanto como antes y Garitano empieza a otear el horizonte con optimismo. El Betis, un rival formidable casi siempre, regresó a Sevilla sin sumar. El Athletic, que se vació, le puso más interés durante más tiempo y aguantó en inferioridad el acoso final de los de Setién.
Para festejar los 500 partidos de Susaeta con el Athletic, aparecieron en el césped de San Mamés los míticos Iribar y Rojo, y otro más de ese quinteto que ha superado la mágica cifra, Joseba Etxeberria. Como Susaeta fue colega de este último, el abrazo más fuerte lo recibió de su antecesor en la banda derecha. Y como si se hubieran propuesto sus compañeros darles un homenaje a ambos, los rojiblancos convirtieron la banda por la que siempre circularon los dos en una autopista de varios carriles para Capa y, sobre todo, para De Marcos. Con un Betis que tenía un ojo en la vuelta de la Copa, el Athletic salió intenso desde el primer minuto para resolver rápido y poner distancia con la parte baja de la tabla, la de los nervios y el agobio, que son sensaciones que ya empiezan a difuminarse.
Ya en el primer minuto, la primera galopada de De Marcos no encontró remate. Otra vez la puso De Marcos, después de una pérdida más del Betis en defensa. Esta vez, el centro desde la línea de fondo encontró a Muniain, que se deshizo de su marca para batir a Pau. El Athletic siguió abriendo la herida bética. Llegó cada vez que se lo propuso, aunque sin acierto en el remate.
La segunda parte comenzó igual, con un centro de Yuri al que no llegó Williams. Tampoco acertó el bilbaíno después de una pelota que robó De Marcos. Con un planteamiento sencillo, presión y balones a las bandas, el Betis seguía desarbolado. Claro que el marcador tan ajustado invitaba a los béticos a intentar lo que fuera. Lo hicieron en el último tramo del partido, empujando al Athletic a su área, más todavía tras la expulsión de De Marcos. Pero el Betis no hincó el diente y los bilbaínos volvieron a ser felices. En San Mamés ya llueve menos y con el derbi de Anoeta a la vista.