May se aferra a su plan con mejoras para convencer a los euroescépticos
Adiós a la tasa de 73 euros para residentes
El plan alternativo que Theresa May se había comprometido a presentar ante el Parlamento después del masivo rechazo que cosechó la semana pasada su acuerdo del Brexit consistió
Una catarata de intervenciones de diputados laboristas y conservadores, comenzando por el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, recordó a May las tres opciones que dominan hoy el debate político en Reino Unido: rechazar de modo expreso que se vaya a producir un Brexit sin acuerdo, para tranquilizar a empresarios y ciudadanos; solicitar una extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa [que activó la salida de Reino Unido, fijada para el 29 de marzo] para ganar un tiempo cada en un puñado de promesas vagas. La primera ministra lanzó ayer guiños al sector euroescéptico de su partido y a los unionistas norirlandeses del DUP que sostienen su mayoría parlamentaria. Prometió más participación
vez más necesario; y, finalmente, preparar un segundo referéndum que devuelva la voz a la ciudadanía. La primera ministra rechazó las tres con argumentos en los que sus escasos aliados ven lógica y el resto del mundo, obstinación.
“El único modo de evitar un Brexit sin acuerdo es que esta Cámara apruebe un acuerdo con la UE. O si no, revocar el artículo 50 y que Reino Unido permanezca en la Unión Europea”, respondió May con tono desafiante. de los diputados en la negociación de la futura relación con la UE e intentar de nuevo, sin dar detalles, buscar una solución al nudo gordiano del backstop, la salvaguarda irlandesa impuesta por Bruselas.
Una petición de más tiempo, explicó a continuación, no depende solo de Londres. Y para convencer al resto de socios de la UE es necesario explicarles qué se pretende hacer con esa prórroga. Finalmente, la primera ministra descartó de nuevo otro referéndum, y esta vez añadió una nueva amenaza para reafirmar su negativa: “Un segundo referéndum reforzaría la mano de aquellos que hacen campaña en busca de una ruptura de la unidad territorial de Reino Unido”, advirtió.
Y, sin embargo, May acudió ante la Cámara de los Comunes dispuesta a transmitir la idea de que había entendido la estrepitosa derrota de su plan: “Después de la votación de la semana pasada, ha quedado claro que el modo en que el Gobierno está enfocando este asunto debe cambiar. Y ha cambiado”, anunció al principio de su intervención.
Los supuestos cambios iban claramente dirigidos al sector euroescéptico de su partido y a los unionistas norirlandeses del DUP. May no tiene muchas esperanzas en dar la vuelta a la situación con aproximaciones a los diputados laboristas indecisos.
La primera ministra prometió que tanto ella como sus ministros seguirían hablando con los diferentes partidos, con los sindicatos y con los empresarios a lo largo de la semana. Y que seguiría conversando con los jefes de Estado y de Gobierno de la UE durante toda la semana en busca de una nueva solución para el principal escollo del acuerdo, el backstop (la cláusula de salvaguarda irlandesa).
“Quiero ofrecer nuevas garantías a esta Cámara de que, en la negociación de la futura relación con la UE, buscaremos la aportación de un amplio elenco de voces fuera del Gobierno, y aseguraremos que el Parlamento tenga participación, y una mayor implicación, en estas decisiones”, aseguró. Era el modo de tranquilizar al sector euroescéptico de su partido, con la promesa de que tendrán voz y voto en el diseño del futuro posterior al Brexit. Theresa May anunció ayer la renuncia de su Gobierno a una medida que hasta los euroescépticos rechazaban por injusta e impopular. Los ciudadanos de la UE que residan en Reino Unido después de que el Brexit entre en vigor ya no tendrán que pagar la tasa de 73 euros que el Ejecutivo británico quería imponer. Aquellos que hasta la fecha han participado en los programas piloto de “nuevo estatus de asentamiento” podrán obtener la devolución de la tasa. “Ya nos hemos comprometido a que los ciudadanos de la UE puedan permanecer aquí y sigan teniendo acceso a los servicios y beneficios del país de un modo amplio”, dijo May. “El Gobierno anulará esa tasa para que no existan barreras financieras para aquellos ciudadanos de la UE que deseen permanecer en Reino Unido”, anunció.
Europa. Y no hundir, en consecuencia, aeropuertos como los de El Prat/Josep Tarradellas, en el que mantienen una hegemonía disparatada, ineficiente y humillante para los usuarios.
Qué patético contemplar a sus grandes y superpagados ejecutivos —tan neoliberales ellos—, cómo piden humilde y patriótica árnica al Gobierno sociata... apoyado por Podemos. Ellos, los fieles del mercado sin regulación.
El mundo de lo real son los hospitales de las ciudades medianas inglesas carentes de médicos, porque los europeos dejaron de ser bienvenidos. O la recua de jubilados que se instalaron en las playas españolas en busca de luz y sonido, y que ahora se angustian ante la oscuridad de su futuro y la incertidumbre de su presente.
El mundo de lo real son las